Han pasado más de cuatro meses desde la última movilización en rechazo a la reforma que extendió la edad de retiro de 62 a 64 años y las expectativas no son que se imiten las jornadas que llegaron a superar el millón de manifestantes, sin embargo, los gremios confían en que su mensaje sonará en un contexto de galopante incremento del costo de la vida.
La batalla contra la reforma que entró en vigor el 1 de septiembre muestra, al menos de momento, el legado de una unidad sindical que no se veía en Francia desde hacía mucho, con las dos principales organizaciones codo a codo en sus demandas, la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT) y la Confederación General del Trabajo (CGT).
Para este viernes el llamado a las marchas y las huelgas se desarrollarán bajo la consigna “contra la austeridad, por un salario digno y la igualdad de mujeres y hombres”.
El escenario de fondo esta vez es la inflación, que cerró septiembre con una variación interanual del 4,9 por ciento, y los planes del gobierno de recortar gastos en el presupuesto para el 2024.
En esta capital, los manifestantes partirán de la plaza Italia con destino a la plaza Vauban, trayecto en el que las fuerzas del orden prevén la habitual presencia de grupos violentos, en particular el “Bloque Negro”, ajenos a las reivindicaciones de los trabajadores y de otros participantes.
Los sectores de la salud, el transporte, la función pública y la educación se presentan como los más afectados por los llamados al paro, aunque las proyecciones no reflejan en general un panorama crítico.
Solo en la salud los medios se refieren a la posibilidad de “un viernes negro”, con la reprogramación de consultas y otras actividades en hospitales públicos.
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