Intelectuales de la isla caribeña, defensores entonces de la rica y culta tradición de amor a la lectura, impulsaron la idea de constituir la institución, el 18 de octubre de 1901, destinada al cuidado y preservación del libro y la creación y funcionamiento de bibliotecas.
De acuerdo con el sitio digital de la BNCJM, en una pequeña nave del Castillo de la Fuerza, sin libros, estantes, ni bibliotecario, ese día tomó posesión quien fuera su primer director el destacado intelectual Domingo Figarola Caneda (1852-1926).
El propio Figarola donó los primeros textos de su colección particular, que se fue enriqueciendo a partir de generosas donaciones de los destacados coleccionistas y las incesantes gestiones de este fomentando el canje y las compras a bibliófilos, refiere la publicación.
Posteriormente en 1902 se ubicó en la Maestranza de Artillería; sitio donde nació la Revista de la Biblioteca Nacional gracias a la donación de una pequeña imprenta en 1909, por parte de la señora Pilar Arazosa de Muller.
En 1949, por iniciativa del científico cubano Fernando Ortiz (1881-1969), se acordó designar con el nombre de José Martí al edificio que se construiría años después y que hoy constituye uno de los inmuebles más emblemáticos de La Habana.
En los depósitos de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí se atesora la memoria histórica de la nación, convirtiéndose en el centro del mundo político y cultural cubano, según los proyectos de aquellos años.
El 21 de febrero de 1958 se llevó a cabo el acto de inauguración del monumental y hermoso edificio. En la ocasión Fernando Ortiz afirmó: “La Biblioteca Nacional estuvo hasta hace días en el Castillo de la Fuerza, que España construyó en el siglo XVI para defender su dominio contra los piratas del exterior.”
“Auguremos hoy que este edificio de la Biblioteca de Martí sea un nuevo Castillo de la Fuerza desde donde la nación cubana pueda contra sus enemigos de toda laya, defender su civilización, su República y su libertad”.
En la actualidad la BNCJM se reconoce como una institución que preserva el patrimonio bibliográfico nacional, rectora el Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas y propone las políticas bibliotecológicas.
De acuerdo con el sitio de la institución en internet, la entidad “lidera el esfuerzo cooperado de la nación en la preservación, investigación y difusión del patrimonio bibliográfico y la producción cultural y científica, al servicio de una sociedad próspera y sostenible”.
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