El tributo convocó a la capitalina Plaza de la Revolución también a otros altos dirigentes del Partido Comunista de Cuba, del Gobierno, y de instituciones armadas, así como a alumnos de las escuelas militares que llevan el nombre del héroe, estudiantes de varios niveles de enseñanza y población en general.
Desde ese sitio emblemático partió la marcha que culminó con el lanzamiento de flores al mar, en recordación de uno de los más respetados jefes guerrilleros, comandados por Fidel Castro, desaparecido el 28 de octubre de 1959 a la edad de 27 años.
Su simpatía personal, carácter jovial, lealtad y valentía a toda prueba, así como su capacidad para conectar con las masas, le hicieron merecedor del cariño popular y, desde el primer momento de las luchas revolucionarias, la confianza de Fidel Castro y del guerrillero argentino-cubano Ernesto Che Guevara.
Cienfuegos fue el jefe designado por Fidel Castro para conjurar la traición de Huber Matos en la oriental provincia de Camagüey, y evitar así el enfrentamiento popular contra el traidor, atrincherado en el cuartel Agramonte, de esa ciudad.
La autoridad de Camilo Cienfuegos permitió derrotar la conspiración y Matos resultó detenido.
El avión en que retornaba tras cumplir esa misión desapareció en el mar por causa del mal tiempo, y desde entonces la población convirtió en tradición arrojar flores al mar cada año para recordar al héroe.
Sobre él dijo Fidel Castro: Hombres como Camilo Cienfuegos surgieron del pueblo y vivieron para el pueblo. Nuestra única compensación ante la pérdida de un compañero tan allegado a nosotros es saber que el pueblo de Cuba produce hombres como él. Camilo vive y vivirá en el pueblo.
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