Por Joel Michel Varona
Redacción de Ciencia y Técnica
Este esquema aún muestra potencial para mejorar en organización, calidad y eficiencia de los servicios en el sector.
Recientemente fue celebrado en La Habana el III Congreso Nacional de Medicina Familiar bajo el lema “40 años de logros, retos y desafíos de la Medicina Familiar en Cuba, en pos de la salud universal”.
Los delegados debatieron durante tres jornadas sobre la violencia intrafamiliar, el deterioro cognitivo, el síndrome de la fragilidad en el adulto, los factores biosicosociales de la tercera edad, los cuidadores de ancianos, trastornos de la memoria y las implicaciones de esta especialidad médica en el envejecimiento demográfico, entre otros temas.
En entrevista con Prensa Latina, la doctora en Medicina General Integral Yilian María Pérez explicó que la Medicina Familiar es de vital importancia en Cuba, donde es atendido el individuo, su familia y la comunidad, garantizándose así la salud de la población.
Este apartado en el campo de las Ciencias Médicas puede considerarse un gran logro de la mayor de las Antillas, gracias a un sistema multifactorial y multisectorial enriquecido por grandes programas sanitarios, y varios niveles de atención que integran promoción, prevención, curación y rehabilitación.
Entre los triunfos están la inmunización de casi el ciento por ciento por ciento de la población contra varias enfermedades que incluye el virus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, declaró Pérez.
Respecto a otras naciones, la isla caribeña exhibe bajas tasas de mortalidad y morbilidad, comentó Pérez, quien presta servicios en la policlínica 26 de Julio, en el capitalino municipio de Playa.
El gran desafío ahora es dar continuidad al programa de Medicina Familiar, sumando nuevos médicos y enfermeras, y siempre atender a los individuos como un ser sicosocial.
Sobre el Programa de Atención Materno Infantil (PAMI), explicó que es un pilar fundamental del nivel primario, pues da seguimiento al hombre y la mujer desde que deciden formar una familia.
La mujer y su niño son vistos como un todo desde que ella sale embarazada, con las inmunizaciones, ultrasonidos, trabajo preventivo y controles prenatales.
A través del PAMI -manifestó- se atiende el riesgo preconcepcional y así puede lograrse un embarazo lo más saludable posible.
Desde la Medicina Familiar empezó la lucha contra la Covid-19; fue en los consultorios del Médico y la Enfermera de la Familia donde se decidía quiénes serían aislados, cuidados fuera de sus hogares y los que se quedarían en su domicilio. Desde ese concepto se realizaban pruebas de antígenos y reacción en cadena de la polimerasa (PCR), y se les orientaba tratamiento con su respectivo seguimiento evolutivo.
Por otra parte, su colega Dania Llanes aseveró que la Medicina Familiar es hoy la base del sistema de salud pública en Cuba.
En materia sanitaria este campo genera muchas experiencias, y estas van cambiando en el curso del tiempo. Muchos de los programas establecidos para garantizar la salud en la isla parten de esa base, pues a esta modalidad es a la que acuden inicialmente los pacientes.
Somos nosotros los primeros en recibirlos, y hacerles el cuestionario y orientarles los análisis complementarios, explicó la doctora con 25 años de trabajo en esta área.
Luego, teniendo en cuenta los resultados del protocolo inicial, hacemos el diagnóstico y podemos sanarlos con el diapasón de conocimientos que poseemos, pero también remitirlos hacia la especialidad más conveniente para cuidar de su dolencia.
«Lo más importante en este campo es el trabajo preventivo y de promoción», sentenció la doctora.
La Medicina Familiar también contribuyó a los ensayos clínicos de las vacunas en la lucha contra la Covid-19.
No menos importantes son las enfermeras que desempeñan un rol vital en la Medicina Familiar, donde despliegan labores asistenciales, docentes, administrativas e investigativas.
Nuestro trabajo es tan valioso como el de los médicos, aseguró en la entrevista la licenciada en Enfermería Aniet Martínez.
Tratamos a los pacientes no solo como simples seres biológicos, sino desde el punto de vista sicosocial, subrayó Martínez, quien en 23 años de graduada dedica parte de su vida a uno de los programas de salud más importantes del país caribeño.
La atención es integral desde el primer momento que un individuo acude al consultorio, hasta que logramos su bienestar en diferentes facetas que van desde las clínicas hasta las sicológicas, puntualizó la enfermera.
No solo vemos a las personas cuando vienen enfermas a nosotros, también las visitamos cuando están en condiciones de discapacidad, incluso hasta saludables, comentó.
Las enfermeras no solo se limitan a labores asistenciales, aclaró Martínez, participamos además en investigaciones científicas sobre los más variados tópicos que enriquecen los saberes de la Medicina Familiar.
También colaboramos en el análisis de la situación de salud que es un proceso que permite caracterizar, medir y explicar el perfil de salud-enfermedad de una población, incluyendo los daños o problemas, así como sus determinantes, que facilitan la identificación de necesidades y prioridades en la atención.
Recibimos estudiantes en los consultorios, por lo que también ejercemos la docencia para formar a las futuras generaciones que podrían dar su aporte a la Medicina Familiar en Cuba.
crc/joe