Por Roberto F. Campos
De la redacción de Economía de Prensa Latina
Guamá constituye emblema dentro del archipiélago cubano, tomando en cuenta que surgió en una zona de difícil acceso y pobre, pese a lo cual hay proyecciones para 2024 de continuar siendo entre las zonas más activas del turismo en el país.
Una de sus ofertas más atractivas consiste en un paseo por canales hacia el centro turístico o de alojamiento, donde sobre varias isletas hay cabañas apuntaladas por pontones, en medio del agua, como en algún momento debió ser.
Los guías allí son entusiastas de los viajes de cara a la naturaleza y responsables de realizar un impulso cotidiano a esos parajes en la Ciénaga de Zapata, lugar que para algunos expertos constituye el mayor humedal del Caribe.
Un criadero de cocodrilos, el viaje en lancha, un hotel sobre pontones, caminos de madera para permitir el acceso por lugares cenagosos y varias esculturas de aborígenes en sus faenas otorgan un toque de distinción al lugar.
GUAMA, MUCHO QUE VER Y ENTENDER
En Guamá, Prensa Latina apreció la presencia de turistas sobre todo europeos, interesados en tener un contacto directo con la naturaleza.
Ese escenario exhibe detalles sumamente interesantes. De acuerdo con las estructuras empresariales, allí aparece una Unidad Empresarial de Base (UEB) ubicada en Boca de Guama, o lo que es igual a una mediana empresa para el turismo.
Esta filial pertenece a su vez a una mayor que radica en la dirección general de la Ciénaga y los productos turísticos los comercializan mediante el Grupo Cubanacán, uno de los más importantes en este país en la industria del ocio.
Boca de Guamá es el embarcadero desde donde se parte para un paseo o varios por los canales y laguna que conducen al alojamiento que lleva el mismo nombre (aborigen, por supuesto).
Pero en ese punto aparece un complejo de servicios a los viajeros, con área extra hotelera, restaurante, embarcadero, criadero de cocodrilos y un ranchón para almuerzos.
De todos esos pasatiempos, el más demandado es la visita al criadero de cocodrilos, un área muy bien conservada y en desarrollo.
Toda la ciénaga tiene reconocimientos internacionales por su conservación medioambiental como es el caso de Reserva de la Biosfera y Sitio Ramsar (clasificaciones de lugares naturales en el nivel global).
Cuando el turista llega al criadero tiene tres etapas: una para interactuar con animales pequeños, verlos y apreciar distintas especies como es el caso de la jicotea o la iguana.
El último mencionado, comentan los guías, no es propio del lugar, pero fue introducido y se adaptó de manera muy satisfactoria, sin interferir con el equilibrio biológico del lugar.
La segunda etapa es histórica y social, pues se muestra un área dedicada a los carboneros, ya que esta región fue muy pobre, de personas dedicadas a fabricar carbón (aún se produce), y diversos hornos permiten al viajero conocer dicho oficio.
Y la tercera y última etapa se trata de una excursión adonde se encuentran los cocodrilos, con especies como el Rombifer cubano, endémico de la ciénaga, y ver un criadero con diferentes partes, donde se pueden apreciar animales recién nacidos y otros de hasta 40 años.
La comida criolla y tradicional se da la mano con platillos de la llamada cocina internacional, de manera de poder satisfacer a los clientes llegados desde varias partes del mundo.
Pero lo más interesante es ver la Aldea Taina (nombre de un grupo aborigen que se encontraron los españoles al llegar a Cuba).
Se trata de una excursión que permite apreciar vívidas estatuas, en las posiciones de aborígenes cazando, pescando o en actividades diversas de su momento. Además, un grupo de jóvenes simulando esos aborígenes, realizan bailes de aquella época, en viviendas del tipo de las que usaban los originarios cenagueros.
El complejo turístico surgió hace 61 años (1962), un 18 de julio, por idea del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro (1926-1916), y de la heroína Celia Sánchez (1920-1980), y las 26 esculturas resultaron esculpidas por la artista Rita Longa (1912-2000)
En la actualidad el complejo se encuentra en un proceso de inversión y mantenimiento, de sus pasarelas y el hotel, con la recuperación del muro de contención para las lanchas y algunos pasos y puestos.
El hotel cuenta con 36 habitaciones estándar de guano y madera con pilotes, y todas las comodidades, con acceso mediante puentes y caminos, o por botes y bicicletas acuáticas, lo que le otorga un encanto particular.
Por la zona organizan excursiones en el día y la noche para apreciar la fauna del lugar, y transitar por sus 20 canales. El hotel se encuentra en 12 islas que abarcan más de 10 mil metros cúbicos, todas artificiales con seis áreas de hotel (restaurante y piscina).
Todas esas áreas se comunican mediante puentes y existe una habitación diferente diseñada para Lunas de Miel. Cada habitación, por demás, tiene el nombre de algún tipo de aborigen como Abel, el cazador de cocodrilos. Un lugar verdaderamente maravilloso que muchas personas gustan de visitar más de una vez, iniciativa histórica y de relieve en cuanto al vinculo de naturaleza, historia y tradiciones.
arc/rfc