A las 17:00, hora local, la participación reportada por autoridades fue de un 27,89 por ciento, apenas un punto por delante que el domingo pasado a idéntica hora de la primera vuelta.
El 20 de junio, el 66,7 por ciento de los cerca de 48 millones de electores convocados a las urnas no acudió a las mismas, una ausencia sin precedentes en suelo galo.
La inédita tasa de abstencionismo del domingo pasado desató preocupación en el gobierno, con comentarios al respecto por el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro Jean Castex, quien llamó a sus conciudadanos a votar.
Las regionales constituyen los últimos comicios en el país antes de las presidenciales de abril de 2022, pero expertos instaron a analizar con cordura los resultados.
En la primera vuelta, tanto el partido gobernante, La República en Marcha, como la extrema derecha, representada por Agrupación Nacional, salieron mal parados y por debajo de sus expectativas, y parece bastante probable que no ganarán en ninguna de las 13 regiones metropolitanas.
Sin embargo, sus máximas figuras, el mandatario Macron y la líder ultraderechista Marine Le Pen, son por el momento claros favoritos a reeditar el balotaje de 2017.
A juzgar por los resultados de hace una semana, los conservadores, entre ellos la derecha tradicional de Los Republicanos, y el Partido Socialista saldrían con varios triunfos.
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