«Esa frase de Fidel (Castro) al final del encuentro con los muchachos de la brigada Antonio Maceo hace 46 años podemos repetirla hoy aquí», afirmó Díaz-Canel al inicio de su discurso de clausura de la IV Conferencia La Nación y la Emigración, que durante dos días sesionó en el capitalino Palacio de las Convenciones.
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Si a quienes vivimos en ella nos revienta el pecho de orgullo cantar el himno o mirar las palmas desde la ventanilla de un avión al regreso de un viaje, no es difícil imaginar la emoción de quienes como ustedes sienten lo mismo viviendo lejos de Cuba, sostuvo.
«Es ese el sentimiento que ha animado todos los diálogos desde entonces hasta hoy, es el que nos ha permitido crecer entre encuentros y desencuentros, entre aciertos y desaciertos, salvando siempre lo que nos une por encima de todo lo que podría separarnos», subrayó.
Es, prosiguió, lo que nos ha emocionado constantemente en estas jornadas de intercambio y de deliberaciones que por más actuales que sean en su contenido activan la memoria y acrecientan la gratitud hacia quienes labraron con paciencia, fe y patriotismo el camino del diálogo, respeto y entendimiento cuando parecía imposible.
Durante dos días los 367 cubanos residentes en 57 países, un tercio de ellos en Estados Unidos, abordaron en cuatro paneles los vínculos entre Cuba y sus nacionales en el exterior, y la Cultura como elemento que nos identifica y nos une como cubanos.
Asimismo, debatieron sobre la participación de nuestros nacionales residentes en el exterior en los principales procesos socio-económicos del país y las inversiones, y acerca de la comunicación social y la tecnología como mecanismos útiles de interacción.
(AMPLIACIÓN SEGUIRÁ)
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