Ya con Ana Belén y su versión para honrar también a Nicolás Guillén con “De que callada manera”, haría redondo el concierto de varios músicos de diferentes nacionalidades.
Pero antes ya lo había consagrado la cubana Liuba María Hevia con “Ya se va, aquella edad” y un video acompañada por el propio Pablo en el pasado que alternó con su actuación en vivo.
Se sumaron, entre muchos, otras figuras relevantes de la cultura de la isla caribeña, como el pianista José María Vitier (El breve espacio en que no estás), el cantautor Carlos Varela, Robertico Carcacés, Frank Delgado, Miguel Núñez, Iván Melón Lewis y los argentinos Clara Cantore y Joel Eldestein.
A un año de su desaparición física, su familia, entre ellas su hija Lynn Milanés, organizó con Casa de América el tributo a un imprescindible del feeling, la nueva trova y la música hispanoamericana en general.
No dudó en presentarse Víctor Manuel y su sentida interpretación de “Amor”; Ivonne Tellez y Cary Varona con “El breve espacio en que no estás” para piano y cello; y arrancando ovaciones Marwán con la ineludible “Yolanda”.
Quedaba un cierre para las emociones, otra vez para el lucimiento del pianista Miguel Núñez y la voz de Lynn Milanés con lágrimas al recordar a su padre con su impronta de “Comienzo y final de una verde mañana”.
Con un preámbulo focalizado en un conversatorio y proyección del largometraje Días de luz, la Casa de América de Madrid inició el tributo a uno de los músicos más prolíficos del cancionero cubano en distintas cuerdas.
En presencia de su viuda Nancy Pérez Rey, productora y codirectora del documental, nuevamente el céntrico recinto madrileño, a pocos metros de la célebre y musical Puerta de Alcalá y de la Fuente de las Cibeles, se rindió ante la obra de Milanés.
Hace un año, la capilla ardiente tras su deceso tuvo lugar precisamente en Casa de América. Ahora, además, se anuncia otro concierto homenaje en Madrid en marzo de 2024.
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