Al intervenir en la Cumbre de Líderes del G77 y China, en el contexto de la COP28, el mandatario sudafricano sostuvo que la COP28 debe aprovechar el avance logrado en Sharm el-Sheikh el año pasado, en la que la acción climática se presentó no sólo como parte integral de un desarrollo sostenible más amplio.
La visión de Sharm el-Sheikh, recordó, es la de una transición de toda la sociedad y de toda la economía para lograr sociedades más equitativas y sostenibles, dentro de un mundo más justo.
En sus palabras, en las que transmitió su agradecimiento a Cuba por convocar por primera vez al G77 y China a nivel de Cumbre, y en particular a su presidente, Miguel Díaz-Canel, por “el destacado liderazgo de Cuba en el Grupo”, Ramaphosa enfatizó que la justicia climática se basa en que cada parte tenga el derecho soberano de elegir su propio camino de desarrollo.
Dado que los países con economías en desarrollo son los menos responsables del cambio climático, pero los más afectados, sostuvo, es fundamental que los medios propicios para la implementación sean proporcionados por las naciones con economías desarrolladas.
El G77 y China, que representa a la abrumadora mayoría de la población mundial que vive en economías en desarrollo, añadió el presidente, tienen la oportunidad de infundir esa visión en el mandato y alcance del nuevo programa de trabajo sobre Caminos de Transición Justa.
Ramaphosa sugirió además que los exportadores de minerales estratégicos y tierras raras necesarios para impulsar el desarrollo verde deben trabajar juntos para garantizar que la nueva economía sea más justa, más equitativa y ofrezca igualdad de oportunidades para todos.
Asimismo, agregó, el acceso a las tecnologías de mitigación y adaptación al cambio climático no debe ser impulsado comercialmente, sino visto como un bien público global.
También se debe forjar una plataforma unida contra las medidas coercitivas unilaterales y que distorsionan el comercio bajo el pretexto de la acción climática. Estos incluyen impuestos fronterizos al carbono que tienen el efecto de revertir los flujos de financiamiento climático hacia el Norte Global, destacó el presidente.
Necesitamos replantear la narrativa de la acción climática para abordar mejor las realidades de los países con economías en desarrollo, dar el reconocimiento apropiado a sus derechos y reconocer sus contribuciones a la lucha global contra esta amenaza existencial, concluyó Ramaphosa.
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