Se levanta con 39 niveles en la barriada de El Vedado y fue construido en apenas 28 meses, aunque ese no fue el único de sus hitos, incluido hoy su 65 cumpleaños y que se le considere entre las siete maravillas de la arquitectura cubana.
El Focsa constituyó una operación inmobiliaria fenomenal. La mayor y más ventajosa operación de venta de inmuebles que se ejecutó en Cuba en todos los tiempos, según refiere el cronista Ciro Bianchi.
Cuando se dio fin a la obra, el 28 de junio del 56, se habían vendido ya locales por un millón de pesos y recuperado tres millones por la venta de apartamentos.
En octubre de 1957, dieciséis meses después de la conclusión del edificio, estaban vendidos todos sus locales para oficinas y comercios y la totalidad de sus apartamentos.
Muchas fueron las opiniones en contra de un inmueble tan alto. Se dijo que sus vibraciones y oscilaciones podrían ser dañinas para la salud humana, y que su estructura de hormigón lo haría antieconómico a partir del piso 18.
Ni lo uno ni lo otro, asegura Bianchi. Las investigaciones demostraron que en caso de que vientos de 240 km/h azotaran al Focsa, su parte superior podría moverse no más de diez centímetros, lo que resultaba poco significativo para la salud y para la propia edificación.
Y en cuanto a los costos, el ahorro fue de cinco por ciento en los pisos bajos y de 18 por ciento en los altos.
El Focsa tiene forma de ‘Y’ y consta de tres partes fundamentales.
En la primera de ellas, el basamento, hallan espacio tiendas, estudios de televisión, agencia bancaria y otra de publicidad, oficinas, restaurantes, cafeterías, una farmacia, un teatro y un centro nocturno, hoy cerrado por la Covid-19.
La segunda es una torre de 29 pisos. Veintiocho se destinan a apartamentos de tres o cuatro habitaciones, incluida una habitación para el personal de servicio. En el piso 29 hay siete pent-houses, que complementan los 373 apartamentos del inmueble.
En la parte más alta se encuentra el restaurante La Torre, con reconocida oferta gastronómica y coctelera, aderezada por una vista inigualable de una ciudad recostada al mar.
Forman parte asimismo de la edificación parques y jardines interiores, y parqueos soterrados. Cuenta además con piscina propia.
El Focsa fue concebido para que vivieran y laboraran en sus áreas unas cinco mil personas.
Se trata de una unidad vecinal que pasó a ser el primer exponente habanero de una urbe dentro de la ciudad, de una isla habitada y autosuficiente, equipada con todos los servicios sociales, pionera en esta isla en su época.
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