Sorpresa para algunos y escenario predecible para otros, lo cierto es que la iniciativa promovida por los ecologistas logró una rarísima y efímera unidad de acción entre la izquierda, los conservadores (partido Los Republicanos) y la extrema derecha (Agrupación Nacional), que produjo 270 votos, dos más de los requeridos en el hemiciclo.
El resultado acapara titulares, el proyecto de ley para endurecer el tratamiento a la inmigración ha sido parado en seco y el ejecutivo tendrá que buscar variantes para devolverlo a la palestra, tal vez con una mayor preponderancia de la idea de esgrimir el polémico artículo constitucional 49.3, que permite adoptar textos sin voto parlamentario.
Claro que la “alianza” que derrotó al oficialismo no es fruto de una visión común, ya que la izquierda (ecologistas, insumisos, socialistas y comunistas) aspira a una norma con respeto a los derechos de los migrantes, y la derecha pretende una con mano dura, como la versión que salió del Senado, controlado por Los Republicanos.
En el centro de la tormenta quedó su principal impulsor, el ministro del Interior Gérald Darmanin, quien presentó su renuncia del puesto, pero según sus palabras, el presidente Emmanuel Macron no la aceptó.
Darmanin reconoció el fracaso y criticó a los conservadores (Los Republicanos), acusándolos de apoyar a la extrema derecha.
Ese partido dominante en el Senado y minoritario, pero influyente en la Asamblea, evitó en otras ocasiones la victoria de mociones de censura presentadas por la izquierda o Agrupación Nacional en el hemiciclo, con lo cual confiaba esta tarde el oficialismo en la votación que antecedía a los debates, suspendidos en definitiva por el resultado.
Otra consecuencia del revés del gobierno es una reunión de urgencia, convocada por la primera ministra Élisabeth Borne, con algunos ministros y los líderes de partidos aliados.
La pregunta que ronda ahora mismo en Francia es, ¿qué hará el ejecutivo? con tres opciones consideradas por expertos y medios de prensa.
Una de ellas es renunciar a la reforma del tratamiento a la inmigración, salida exigida por el secretario nacional del Partido Comunista y diputado, Fabien Roussel, respuesta con pocas posibilidades de ser la escogida.
Las opciones más probables serían devolver el texto al Senado, donde ya se construyó un contenido distante de las aspiraciones del gobierno, o convocar a una comisión mixta de diputados y senadores, encargada de buscar una iniciativa de consenso.
Destacan entre los temas polémicos la ayuda del Estado a los indocumentados, que la derecha quiere eliminar y sustituir por una asistencia de urgencia, y la regularización de los trabajadores extranjeros sin papeles que se desempeñan en profesiones en las que falta mano de obra en Francia, medida también rechazada por la derecha.
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