El organismo de Naciones Unidas presentó este jueves en su sede en Chile el informe anual, el cual prevé una desaceleración del Producto Interno Bruto (PIB), que será de 2,2 en 2023 y 1,9 en 2024.
Desafortunadamente esta situación ya no es principalmente atribuible a la pandemia de la Covid-19, sino al regreso de un síndrome de poco crecimiento de más largo plazo, dijo Salazar-Xirinachs en respuesta a una pregunta de Prensa Latina.
Explicó que si de 1951 a 1979 el aumento tendencial promedio del PIB fue de 5,5 por ciento; a partir de 1980 y hasta 2009 se redujo a 2,7 y desde 2010 hasta ahora cayó a 1,6.
Este es un problema sumamente serio, afirmó el máximo representante de la Cepal, y mencionó entre las causas las bajas tasas de inversión, las deficiencias en los sistemas educativos y sobre todo poca productividad y ritmo de desarrollo.
Salazar-Xirinachs admitió la influencia que en estos indicadores tienen el desempeño de la economía y del comercio mundiales y de los principales socios de la región.
No obstante, reconoció que en todos los años analizados hubo períodos de crecimiento a nivel internacional y la tendencia en el área no cambió.
Eso demuestra que en realidad es un problema endógeno, aseguró.
Para salir de la trampa de bajo crecimiento, es necesario escalar las políticas de desarrollo productivo con una mirada en sectores dinamizadores, promover la inversión pública y privada y adecuar el marco de financiamiento para potenciar la movilización de recursos, enfatizó.
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