La embajada de Venezuela organizó el acto, convocado a los pies de la estatua ecuestre de Bolívar, ubicada a pocos metros del céntrico puente parisino Alexandre III.
Pese a lo ocurrido aquel 17 diciembre de 1830 en Santa Marta, Colombia, el proyecto bolivariano no moría con él, con quien no solo emprendió la lucha por la emancipación de las naciones sudamericanas, también sembró los cimientos de un sueño colectivo fundamentado en la soberanía y la equidad, afirmó el embajador Arturo Gil.
En presencia de diplomáticos de diversos países, latinoamericanos residentes y representantes de la solidaridad, Gil advirtió que el sueño bolivariano atrajo y atrae la atención de imperios y colonialismos, que buscan mantener su influencia sobre tierras libres.
Asimismo, abogó por renovar el compromiso con el legado de paz y libertad del prócer, resistiendo frente a cualquier intento de subyugación externa.
La ceremonia incluyó la colocación de una ofrenda floral y la ejecución por una banda del himno de Venezuela.
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