Las obras de reconstrucción de la basílica de París incluyen la instalación de un nuevo techo de plomo, pero para el colectivo de vecinos creado tras el incendio de Notre Dame, en abril de 2019, ello supone un grave problema ecológico y de salud pública.
El plomo es un material neurotóxico, reprotóxico y cancerígeno, y se da la circunstancia de que el lugar nunca fue descontaminado de los restos del incendio por lo que el antiguo plomo permanece en el suelo y en las paredes de los edificios cercanos, según denunciaron los residentes en la zona.
Según señaló Rainhorn, en declaraciones al diario Basta!, “en la industria, la intoxicación por plomo es común en los sectores petroquímico, vidriero y especialmente en el vidriero artístico y, más aún, en los sectores de la construcción donde se lijan pinturas con plomo”, y en el caso de las obras en la catedral “también están expuestos los trabajadores de los andamios”.
Al tiempo, lamentó la decisión de utilizar este metal pesado “a pesar de las numerosas advertencias de científicos, sindicatos y cargos electos”, y recordó que “la fabricación, el transporte y la instalación del plomo laminado emite grandes cantidades de polvo” altamente peligroso, “ya que es un contaminante extremadamente duradero del que es difícil deshacerse”, añadió.
En ese sentido indicó que “la intoxicación por plomo es especialmente peligrosa para los niños, que son muy vulnerables, y es responsable de graves e irreversibles retrasos psicomotores en ellos, derivando en gravísimas dificultades de aprendizaje”.
Incluso el Consejo Superior de Salud Pública llamó la atención sobre el hecho de que “el escurrimiento del tejado de la catedral contendrá necesariamente plomo, que se encontrará aguas abajo en las aceras y, finalmente, en las alcantarillas y en el Sena”, dijo.
Según un responsable sindical de CGT París, Benoit Martin, “la cuestión política de la reconstrucción ha prevalecido sobre las medidas de precaución y la salud pública”, y señaló que había otras posibilidades sin riesgo como el zinc que no habrían modificado la apariencia.
La relación de procesos negligentes e inapropiados durante la tareas de desescombro para la retirada del polvo de plomo forman parte de una denuncia colectiva presentada en junio de 2022, aún en trámite judicial, y expone el peligro sobre la salud de trabajadores y vecinos en un amplio radio, así como la diseminación por la capital del polvo tóxico debido a la absoluta falta de control.
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