Junto a su población autóctona, los españoles fundan cerca del río Tuinucú el villorrio Espíritu Santo, la cuarta población de la isla descubierta por Cristóbal Colón en 1492; ocho años después reubicada a la vera del caudaloso Yayabo, donde se convierte en una especie de magia, capaz de arrancar la pasión al peregrino.
El máximo testigo es su Yayabo donde se tejen diversas anécdotas y misterios surgidos del medio popular, con su duende el Güije –negrito de ojos saltones- que en las noches recorre tejados, calles y toca el carrillón de la Parroquial Mayor.
Lo más distintivo es su arquitectura e historia, las joyas de la villa, el Puente sobre el río, el antiguo Paso de las Carretas, con cinco arcos de ladrillos asentados con el mortero tradicional de cal y arena, cuya calidad, se atribuye al tercio -la mezcla- con leche de burra.
Surgió por la necesidad de facilitar el cruce del caudaloso hacia el sur en busca de la tercera villa, Trinidad, actualmente Patrimonio Cultural de la Humanidad, así como servir para el traslado de personas y mercancías. Desde allí se podían alcanzar prósperas haciendas, los embarcaderos de Tunas de Zaza y Tayabacoa, único enlace también para el traslado de azúcares, cueros y otras mercancía primero por el Guaurabo y después por Casilda a fines del siglo XVIII e inicios del XIX.
La iglesia del Espíritu Santo, de una pequeña choza se erigió en monumental obra a expensas del Sargento Mayor Ignacio de Valdivia en 1680, la arquitectura empleada tiene sus antecedentes artísticos en el mudéjar, pero muy evolucionado y en pleno proceso de simplificación, florece en el siglo XVII como la primera forma constructiva.
e dice que el templo tiene su planta casi idéntica al templo mudéjar de Villa Alcor, en Huelva, España. La torre fue erigida después de la segunda visita del obispo Espada en 1819, quien aprobó el proyecto. Fue ejecutada por Domingo Valverte y descrita como la más alta de Cuba.
En sus zonas aledañas surgieron haciendas y palacetes con hermosos verjas, puertas y jardines interiores y junto al templo católico el Parque José Manuel García, con bancos, farolas y jardines, en honor a su hijo doctor Rudesindo García del Rijo.
García del Rijo, eminente hombre de ciencias y virtudes, sabio médico y humanista fue asesinado por presuntos fines de robo el domingo 15 de septiembre 1912, cuando asistía gratuitamente a pacientes en su finca Lajitas, hecho de conmoción nacional.
Sancti Spíritus vive su pasado en el presente, el intenso quehacer del pueblo delata la voluntad de sus autoridades, se restauran monumentos, se terminan obras sociales y viviendas e importante instalaciones patrimoniales se remodelan y conservan.
Como dice el vulgo quien toma el agua del Yayabo se queda en esta tierra, se cultiva su cultura. Cada edificio, cada calle de esta villa de más de 100 mil habitantes, revela una historia detenida en el tiempo, en obras de artes, música, cantos de cabildos y emblemas patrimoniales.
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