Vargas Bories era agente de la Central Nacional de Informaciones (CNI), policía política y organismo de inteligencia de la dictadura de Augusto Pinochet, que funcionó como un órgano de persecución, secuestro, asesinato y desaparición de opositores.
Tras su arresto, el exuniformado fue trasladado al penal Colina I por orden de la ministra en visita extraordinaria Paola Plaza.
Con Vargas Bories se logró arrestar a los dos autores del crimen del profesor de la enseñanza media y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, ocurrido el 21 de agosto de 1979.
El otro responsable, Manfredo Enrique Jurgensen, médico de la CNI, murió en Argentina, donde estaba detenido en espera de su extradición a Chile.
Para el abogado querellante Francisco Bustos, constituye una buena noticia la captura de los dos criminales, lo cual –dijo- muestra el funcionamiento de las instituciones.
Es de esperar que los mismos esfuerzos se apliquen para los sentenciados en los casos como Conferencia II y la Operación Cóndor a fin de evitar la impunidad, afirmó el letrado.
Más de una decena de exmilitares condenados por diversos delitos de lesa humanidad aún se encuentran prófugos.
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