La víspera, el presidente Emmanuel Macron indicó a los prefectos (representantes departamentales del ejecutivo) reunirse desde el fin de semana con los campesinos movilizados, en medio de consideraciones de su principal sindicato, el Fnsea, de lanzar una protesta nacional.
Según el diario Le Figaro, una fuente cercana al gremio adelantó que esa movilización a nivel de país podría convocarse a mediados de la semana entrante, lo cual preocupa sobremanera al gobierno.
En el centro del malestar de los agricultores están normas ambientales que tildan de muy severas, las demoras en recibir las ayudas del Estado, las consecuencias de la inflación en el sector y el sentimiento de abandono que asumen en el campo francés.
Diversas voces de agricultores han denunciado en los últimos días que cada vez es más difícil vivir de su trabajo, un sentimiento compartido por colegas de otras naciones de la Unión Europea, como Alemania, Polonia y Países Bajos, donde también se registran protestas.
De momento en Francia los mayores problemas se evidencian en la autopista A64 entre Toulouse y Tarbes, bloqueada por unos 200 campesinos con tractores, aunque no es la única ruta afectada.
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