En otra vuelta de tuerca, el movimiento de protestas de los campesinos franceses con sus tractores busca extenderse a París, tras la convocatoria local a sus afiliados a cerrar las autopistas A1, A6, A10, A11, A13 y A15.
El anuncio del bloqueo se produjo pese a que líderes sindicales habían considerado poco antes que llevar esa medida a los accesos de la capital “sería el último recurso”, de fracasar las negociaciones con el ejecutivo, aunque nunca la han descartado.
Los agricultores demandan ayudas del Estado y un alivio en la ejecución de normas europeas ambientales, al considerar cada vez más difícil el trabajo y la vida en el campo frente a los bajos salarios, el impacto de la inflación y el alza en los precios de combustibles.
De acuerdo con el ministro de Agricultura, Marc Fesneau, mañana el primer ministro Gabriel Attal informará las medidas iniciales para salir de la crisis.
Attal recibió hoy a Fesneau y a los titulares de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, y Transición Ecológica, Christophe Béchu, para abordar una situación que inquieta al gobierno.
Desde el jueves de la semana pasada, cuando fue bloqueada la autopista A64, que enlaza a las sureñas ciudades de Toulouse y de Bayona (País Vasco francés), la presión de los manifestantes ha aumentado, con decenas de departamentos que son escenario de acciones.
El presidente de la Federación Nacional de Sindicatos de Agricultores de Francia (Fnsea), Arnaud Rousseau, había adelantado que para el viernes 85 de los 96 departamentos metropolitanos acogerían medidas, advirtiendo que las respuestas del ejecutivo deberán ser concretas y a la altura de las reivindicaciones.
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