Utilizando medidas basadas en aviones, los autores de la investigación descubrieron que las emisiones totales de carbono de la región de Athabasca en Alberta excedían los valores informados por la industria entre un mil 900 y un seis mil 300 por ciento, lo que indica que la forma «tradicional» de calcular la contaminación «subestima gravemente las emisiones».
Las arenas petrolíferas o bituminosas de esa región producen alrededor de tres millones de barriles diarios de betún crudo, que es un petróleo demasiado espeso para fluir por sí solo.
«Estas grandes tasas de emisión fueron de 20 a 64 veces mayores que las del Informe del Inventario de Emisiones de Alberta y el Inventario Nacional de Liberaciones de Contaminantes de Canadá», se lee en el estudio, dirigido por un equipo de investigadores de la Universidad de Yale y de Medio Ambiente y Cambio Climático de Canadá. Los investigadores analizaron las emisiones de carbono de la minería a cielo abierto, así como la extracción de depósitos más profundos, de abril a julio de 2018.
Descubrieron que la forma en que la industria mide y monitorea las emisiones de las arenas bituminosas se centra en un subconjunto «limitado» de compuestos de carbono orgánico liberados a la atmósfera.
Hay muchos compuestos que actualmente «no se tienen en cuenta» en el enfoque de medición, incluidos los compuestos orgánicos volátiles, los compuestos orgánicos de volatilidad intermedia y los compuestos orgánicos semivolátiles, señala el artículo.
Sin informes adecuados sobre los enormes contaminantes que produce el sector del petróleo y el gas, el mayor contribuyente a las emisiones en Canadá, los «desafíos son evidentes» para las áreas alrededor de las arenas bituminosas, enfatizan los investigadores.
Señalan que las lagunas en la notificación pueden incluir «contaminantes del aire peligrosos, reactivos o secundarios», que pueden afectar la salud humana y el clima.
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