El sector, perteneciente a la comuna de Viña del Mar, fue uno de los más afectados por los siniestros que comenzaron el 2 de febrero en varios municipios de la región de Valparaíso y dejaron un saldo de más de 130 muertos y miles de viviendas destruidas.
“Es una desolación tremenda la que estamos viviendo, lo más cercano a un escenario de guerra”, declaró a Prensa Latina Savitri Beegoo, estudiante de sexto año de medicina de la universidad Andrés Bello.
La joven fue una de las que acudió al llamado para atender a las poblaciones afectadas por la catástrofe, considerada como la peor desde el terremoto del 27 de febrero de 2010.
“Si bien no somos todos de la misma línea política, si tenemos un sentido de compañerismo y de construcción en conjunto”, dijo Savitri.
Óscar Balcázar es técnico en Salud Natural y llegó al sector para trabajar en todo lo necesario, desde recibir a los pacientes, tomarle sus datos, hasta hacerle recomendaciones ante problemas como la hipertensión, deshidratación y estrés postraumático.
“En general, en este caso puntual estoy brindándole apoyo a los médicos, que son quienes hacen el trabajo más duro”, expresó.
Sobre los casos que más atienden en el puesto de mando mencionó las lesiones corto punzantes, porque hay mucha gente voluntaria desarmando viviendas y sacando escombros, también las quemaduras de primero y segundo grados y los problemas respiratorios. “Me impresiona el nivel de catástrofe, porque creo que es algo sin precedentes en la historia nacional”, dijo.
Amaya Candia, médico egresada de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), de Cuba, explicó que los galenos están desplazados por el terreno haciendo pesquisas en los lugares donde nadie ha llegado.
Luego de cinco días de combate, los incendios están contenidos y las autoridades esperan su total control en los próximos días.
Ahora lo más difícil es la limpieza y recogida de escombros para después emprender la larga y compleja tarea de la reconstrucción.
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