En varias ciudades de la isla caribeña, decenas de miles de personas deploran por estos días la más reciente interferencia de Washington y demandan el fin del bloqueo de Estados Unidos impuesto al país durante más de 60 años.
El 11 de julio anterior un grupo de personas generaron disturbios en varios lugares de Cuba.
Pero, el número de quienes salieron a las calles en defensa de la Revolución y contra el bloqueo superó muchas veces al de los opositores y amigos del gobierno estadounidense.
El presidente, Miguel Díaz-Canel, buscó el diálogo con los manifestantes y luego se dirigió a la población por la televisión.
‘Hay una nueva etapa en la escalada de medidas contra Cuba. El bloqueo, que fue enormemente reforzado bajo Trump, continúa sin disminuir por parte del gobierno estadounidense de Biden, lo que significa una flagrante violación de los derechos humanos contra el pueblo cubano’, subrayó el líder.
La situación de abastecimiento extremadamente difícil para la población es instrumentalizada por Estados Unidos y especialmente se financia a grupos en Cuba para causar disturbios.
‘Si Estados Unidos realmente quiere ayudar a Cuba, debería levantar el bloqueo, entonces Cuba puede demostrar lo que es capaz’, apuntó.
Es comprensible cuando aquellos que llevan meses sufriendo por la situación expresen su descontento, enfatizó Díaz-Canel, e indicó su voluntad de dialogar.
Sin embargo, también afirmó determinadamente: ‘No permitiremos que ningún contrarrevolucionario que se haya vendido a Estados Unidos, que reciba dinero de ellos, desestabilice nuestro país. áLas calles son de los revolucionarios!’, cita la declaración firmada por la junta directiva de la ÖKG.
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