En un extenso artículo titulado La Habana y Managua: Dos golpes gemelos, publicado en su blog personal, el periodista detalla entre otras similitudes que
‘Las embajadas de Estados Unidos y otros países, especialmente europeos, jugaron un papel fundamental en la organización del ‘golpe blando’, tanto recolectando inteligencia como coordinando a los actores en el terreno’.
En los dos países, las acciones de desestabilización estuvieron precedidas de lo que Capelán califica de ‘ensayos’.
De tal forma menciona en el caso nicaragüense, primero fue en junio de 2013 el Movimiento OcupaINSS (Instituto de Seguridad Social), un fallido intento de organizaciones juveniles de derecha por instrumentalizar la situación de los jubilados, unos días antes del intento golpista una campaña con pretextos ecologistas, aprovechando el incendio en la Reserva Biológica de Indio Maíz (sureste).
En Cuba la probeta para el ensayo fue el denominado Movimiento San Isidro, en la última parte de 2020, y luego el ingreso al país a fines de junio de Hamlet Lavastida, ‘un elemento que desde el exterior había hecho repetidos llamados desde Internet a violar las leyes y fue procesado en suelo cubano por incitación al delito’. Capelán analiza la coincidencia de la proliferación en los dos escenarios de nuevos ‘liderazgos’ desde varios segmentos (LGTBI, género, jurídico, artistas, ambientalistas) que permitan diversificar y transmitir los mismos mensajes, y dan la idea de que se trata de un movimiento respaldado por una amplia mayoría de la sociedad.
En Nicaragua en 2018, durante el ‘golpe suave’, varias figuras intelectuales exsandinistas (Sergio Ramírez, Ernesto Cardenal y Gioconda Belli) vinculadas a la oposición golpista recibieron varios premios internacionales.
Casualmente, la organización de la contrarrevolucionaria cubana Rosa María Payá realizó recientemente en Miami un seminario internacional en el que entregó premios a reconocidas figuras de la ultraderecha en el Parlamento Europeo, anotó el periodista de origen uruguayo.
La selección del momento oportuno para lanzar el golpe, que cauce el mayor impacto propagandístico, también coincidió.
En el país centroamericano además del incendio forestal aprovecharon el anuncio gubernamental de las reformas al sistema de pensiones, previamente consensuado con la cúpula del gran capital y en la isla un repunte en los casos de Covid-19.
Tanto en Cuba como en Nicaragua, los pretextos para el golpe fueron totalmente exagerados y sacados de contexto para implantar la matriz de opinión golpista tanto a lo interno como en el exterior, indicó Capelán.
jha/fgn