En artículo publicado en el diario El Caribe, en ocasión del Día de la Rebeldía Nacional en la mayor de las Antillas, el dirigente señaló que los sucesos del 11 de julio en ese país, no serían noticias sino fuera porque el presidente Joe Biden no se atrevió a remover las 243 medidas adicionales de Donald Trump para reforzar el bloqueo.
Esos acontecimientos no fueron todos pacíficos con personas que ejercían el derecho a expresar sus críticas: grupos de vándalos, a quienes no importaban los reclamos ni el diálogo, sino el botín a robar y destruir, actuando junto a provocadores a sueldo de las organizaciones terroristas de Miami y del gobierno de Estados Unidos, agregó.
Las autoridades norteamericanas, precisó, dedican cada año decenas de millones de dólares para fomentar el descontento, construir una oposición interna, dividir y desmovilizar al pueblo cubano.
Pero la intentona fue derrotada, dijo, a pesar de la manera artera en que se produjo, en medio de una pandemia, la cual es combatida con todos los recursos disponibles y sin olvidar a nadie.
Según Mejía, la vida de los cubanos no importaba a los ojos de los organismos de inteligencia norteamericanos, representantes del mismo gobierno que dice ser humanitario y no tuvo la decencia ni la altura moral de hacer un alto en su guerra, ni teniendo a la vista el voto de condena al bloqueo de 184 naciones en la ONU.
Sin embargo, puntualizó, a pesar de estas vilezas del Gobierno estadounidense, la hermana nación caribeña es de las pocas del mundo que logró vacunas propias altamente eficaces; hace cerca de 50 mil pruebas diarias a su población; no cobra por esos test ni los tratamientos, y presta ayuda con brigadas médicas a otros países.
A continuación escribió Mejía: Cuba está de pie y vigilante. No dejará de atender, proteger y sanar a todos, independientemente de sus ideas políticas, y seguirá con su diálogo nacional, su rectificación de errores y perfeccionamiento de la sociedad socialista.
La mayor de las Antillas no está sola, es un país culto, consciente, militante; que conoce su historia y sabe distinguir a sus enemigos y amigos, internos y externos, señaló.
Un pueblo así no es derrotado ni con bloqueos, ni con provocaciones, ni con falsas oposiciones mercenarias, ni con vándalos desclasados, ni con agresiones del imperialismo, concluyó.
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