Pupo aporta la experiencia, Álvarez la intrepidez propia de la juventud, y ello eleva el optimismo de ambos cuando el tema es apretar el gatillo y exhibir precisión de pistolero del oeste, sin perder la calma.
Reza un refrán: ‘vísteme despacio que estoy de prisa’, y así marcha esta dupla, cuya armonía es merecedora de nuevos premios, como los alcanzados en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, cuando el primero terminó en el segundo escaño, al ceder ante su propio compañero de entrenamiento.
Tenemos excelentes relaciones. La posibilidad de dos finalistas en nuestra modalidad no debe sonar utópico, comentó a Prensa Latina el campeón en Londres 2012, Pupo, antes de encarar este domingo el primer día de clasificación.
Por su parte, Álvarez afirmó: Él es referente hace varios años. Yo lo seguía desde niño antes de empezar en el deporte. No creo que nadie tenga algún reparo al decir que es el tirador más grande que ha dado Cuba.
En este momento, Pupo, de 44 años, y Álvarez (31) hacen alarde de puntería en el Campo de Tiro de Asaka, aunque solo mañana –cuando enfrentarán la otra fase- se sabrá si el objetivo de estar juntos en la discusión de los premios dejó de ser solo un sueño.
Y mientras ellos respiran profundo, el preparador Meinardo Torres se come las uñas en las tribunas. Él también ansía protagonizar lo inédito y cree que es posible, a pesar del nivel reinante en la prueba.
yas/jdg