El gigante de ébano, como se le conoce al antillano, marcó un hito sin precedente en el tapiz B de la sala Makuhari Messe donde consiguió la cuarta medalla de oro en citas bajo los cinco aros y se convirtió en el único atleta masculino en dominar por cuatro ciclos olímpicos un deporte individual.
En su camino a la final sin que le marcaran un punto López mostró una forma física excelente, al derrotar de manera consecutiva al israelí Amin Mirzazadeh 9-0 al rumano Alin Alexuc 8-0 y al turco Riza Kayaalp 2-0.
Con esta presea dorada la delegación cubana consigue su segundo título, ambos de la lucha grecorromana, que la colocan entre las 20 mejores países en estos Juegos Olímpicos y segundo por Latinoamérica.
mh/arp