El mandatario significó que esa comprensión ha situado a la comunicación como un pilar en la actuación del gobierno y también en el trabajo del Partido Comunista, sin embargo, ello no ocurre de igual manera en todos los niveles de dirección ni todos los actores desempeñan adecuadamente su papel.
A ello se refirieron en sus intervenciones los participantes, quienes advirtieron cómo aún se confunde el periodismo con la propaganda o la vocería de las instituciones, o se asume la crítica como oposición.
La prensa no puede estar ajena a las opiniones diferentes, sostuvo el periodista José Alejandro Rodríguez, quien insistió en que los medios deben reflejar la realidad cubana con sus luces y sombras.
Criticar y polemizar no pueden ser malas palabras, añadía Lirians Gordillo de la Editorial de la Mujer, que además convocó a abrazar la diversidad del país y mostrarla, a hurgar en las causas de las cosas y no asumir estereotipos que estigmatizan.
Los participantes abogaron por una mayor transparencia informativa y lograr más inmediatez en la difusión de noticias, lo cual permitirá establecer las matrices de opinión sobre los temas del país, algo constantemente manipulado y tergiversado desde el exterior.
Al respecto la doctora Rosa Míriam Elizalde, vicepresidenta de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), comentó que desde el 11 de julio han aplicado contra la nación caribeña todas las tácticas de guerra no convencional, la cual muchas veces se sostienen en las brechas de comunicación que existen.
Enfatizó en que no se puede gestionar la comunicación digital como se gestiona la analógica, y que el sistema de medios cubanos tiene que lograr diversificar sus mensajes para llegar a distintos segmentos de públicos.
El director de la revista Alma Mater, Armando Franco, refirió que el silencio o el tiempo que demoran las instituciones y las fuentes oficiales en responder o reaccionar a una situación determinada son dañinos.
En el contexto informativo actual, donde la hegemonía sobre lo noticioso no la tiene ningún medio o entidad, esperar es un lujo que la prensa no se puede dar, acotó, y agregó que hay que salir a hacer el trabajo en el momento y dejar de pelear a la riposta, como cuando se desmienten falsas noticias.
En particular, abordó la necesidad de crear contenidos para las redes sociales y los jóvenes, con sus códigos, sus temas y realidades.
Ariel Terrero, vicepresidente de la UPEC, dijo que urge asumir la comunicación de un modo más audaz, tanto en el ámbito político como mediático, ante el impacto de la guerra comunicacional, la diversidad de fuentes a las que las personas tienen acceso y los múltiples actores económicos que coexisten en la sociedad cubana.
Debemos revisar en cada medio qué periodismo estamos haciendo, indicó Ricardo Ronquillo, presidente de la UPEC, quien precisó que frente a los ataques al modelo de prensa cubano se impone su perfeccionamiento, para que llegue a convertirse en un verdadero instrumento del control popular.
En el encuentro reconocieron la labor periodística realizada de manera general durante la pandemia de Covid-19, así como la importancia de poner los recursos donde son más útiles y donde se empleen mejor, además de construir las redacciones de nuevo tipo con ayuda de la ciencia.
El presidente cubano comentó que, si bien las redes sociales son un escenario permanente de confrontación y las matrices sobre Cuba tienden a negar todo lo bueno que se ha hecho, no podemos dejarnos aplastar por esos mensajes.
‘Para salir de las circunstancias actuales hay que ser muy optimistas’, remarcó Díaz-Canel, quien recordó cuán real es el daño causado por el bloqueo económico de Estados Unidos y las 243 medidas impuestas por el gobierno de Donald Trump (2017-2021) y mantenidas por el de Joseph Biden.
La Covid-19 interrumpió espacios de diálogo que se construían, consideró, no obstante, la voluntad de transformar el panorama comunicativo no ha variado y su principal expresión es que la defendemos como un pilar fundamental de nuestro trabajo, afirmó el mandatario.
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