El grupo en la plataforma WhatsApp de los estudiantes de la facultad de Economía de la Universidad de La Habana (UH) fue el espacio donde alguien planteó reunir donaciones para apoyar el enfrentamiento a la pandemia de Covid-19 en la occidental provincia de Matanzas.
Hasta hace pocas semanas, esa demarcación registraba picos de confirmados diarios superiores a los dos mil enfermos, por lo cual era el territorio con la situación epidemiológica más tensa en la nación.
Las capacidades para aislar y atender a pacientes con la Covid-19 estaban colapsadas, y las etiquetas #SOSMatanzas y #SOSCuba acaparaban titulares en medios internacionales como parte de una operación política y comunicacional denunciada por autoridades de La Habana.
Según explicó a Prensa Latina el presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en la facultad de Economía de la UH, Lázaro Raidel García, de manera inmediata presentaron la propuesta del donativo a la decana de esa sede, Silvia Odriozola, en busca de aseguramiento.
Ya en los primeros días de julio circulaba en redes la convocatoria a nombre de la casa de altos estudios capitalina, que precisaba que los aportes podían ser entregados en la facultad de Matemáticas y Computación de la colina universitaria, y en un edificio en las calles L y 21, en la barriada Vedado.
La solicitud priorizaba recursos de aseo, desinfectantes, mascarillas, guantes, medicamentos y jeringuillas, que llegarían de manera directa a los hospitales y centros de aislamiento de la demarcación y le darían sentido al hashtag #MatanzasNoEstáSola.
El mensaje fue amplificado en las plataformas digitales y en medios de comunicación locales que hablaron a la población sobre los horarios y lugares donde sería la recogida.
‘Algunas personas en principio dudaron del éxito de la iniciativa. Alegaban que en medio de las limitaciones no habría qué donar. Pero la realidad demostró cómo las personas están dispuestas a dar lo poco que tienen’, comentó García.
Entre los colaboradores hubo personas naturales, una cooperativa no agropecuaria, instituciones y egresados de la facultad de Economía.
De acuerdo con el dirigente de la FEU, los estudiantes intervinieron en la recogida e inventario de todos los artículos, la administración de la UH proporcionó el transporte y, de conjunto con autoridades del territorio matancero, asumieron la distribución de los recursos.
Por esta vía, analgésicos, medicamentos para controlar la presión, accesorios médicos, de protección, jabones y otras provisiones, arribaron a esa provincia, así como brigadas de jóvenes para apoyar en los centros para la atención de confirmados o sospechosos de tener la Covid-19.
La estudiante de Licenciatura en Física en la UH Cristina Díaz explicó a Prensa Latina que en dicha sede académica tenían la experiencia de trabajar en instalaciones para el aislamiento, por lo que podían ayudar en otros lugares.
En la mañana del 28 de julio salió desde la casa de altos estudios habanera un grupo conformado por 20 estudiantes y profesores, el primero que contribuiría en uno de los tres centros de aislamiento existentes en la Universidad de Matanzas.
Otras acciones de la comunidad universitaria fueron la recogida de telas para la confección de mascarillas destinadas a instituciones de salud, la atención a grupos vulnerables, el apoyo al proceso de vacunación contra la Covid-19, la producción de alimentos y las donaciones de sangre.
Como aseguró Lázaro Raidel García, ‘en medio de un debate político escenificado en redes sociales, la polarización de opiniones y las irracionales peticiones de intervención humanitaria, sentíamos que éramos verdaderos jóvenes de acción y con sentido del momento actual’.
A Daniela Ortega, secretaria de Comunicación en la FEU de la Universidad de Matanzas, le parece lamentable que sucedan este tipo de campañas contra Cuba.
‘Es una manera oportunista de tomar la situación’ y ‘duele que mientras muchos trabajan por ayudar a los demás, existan personas que critiquen y no contribuyan en nada’, comentó.
Para Cristina Díaz, frente al peor rebrote de la Covid-19 en el país, ‘queda seguir desarrollando las tareas desde el convencimiento de que la juventud es un actor fundamental, con la capacidad y la responsabilidad de producir transformaciones’.
‘Hay que ponerle el cuerpo a los problemas, pero desde la reflexión profunda y la construcción colectiva: buscar dónde y cómo se es más útil a Cuba y a su horizonte de justicia social’, enfatizó.
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