Algunos aún duermen en carpas, como las más de 130 mil familias que lo perdieron todo el 14 de agosto en el segundo movimiento telúrico más devastador, después del de 2010.
Sus residencias se comprometieron, pero despiertan cada día con el propósito de salvar cuantas vidas sea posible, de darle aliento a aquellos cuyos familiares o las pocas pertenencias que pudieron reunir a lo largo de una vida dura y de muchos sacrificios, desaparecieron en pocos segundos.
‘En Port Salut muchos médicos cubanos que están trabajando muy fuerte para ayudar al pueblo’, dijo a Prensa Latina el exdiputado Bernard Sinal, uno de los miles de galenos haitianos graduados en la isla.
Port Salut está situado a unos 180 kilómetros al suroeste de Puerto Príncipe. Allí adecuaron un hospital para atender a los lesionados, realizar cirugías de urgencia, y practicar cesáreas, en medio de las constantes réplicas que aún sacuden a la zona sur del país.
Historias similares se repiten en L’Asile, Anse a Veau o Aquin, pueblos con pocas decenas de miles de habitantes y con acceso reducido a la asistencia médica.
‘A pesar de la catástrofe, hemos sido afortunados porque en Anse a Veau no tuvimos que lamentar fallecidos, al menos diagnosticados en el hospital y las remisiones han sido las más imprescindibles porque necesitaban intervención quirúrgica’, contó a esta agencia la enfermera Aliosca Asencio.
Acostumbrados a un seguimiento de sus pacientes, lamentan que la situación que vive el país, con más de 12 mil heridos por el terremoto, no les permite conocer el estado luego de la remisión.
‘Uno de los casos más difíciles fue un niño que llegó en paro, la pediatra logró reanimarlo, pero tenía fractura de cráneo, se trasladó al hospital pero no supimos más’, dijo con tristeza Maikel del Prado, médico del hospital L’Asile, cuyos salones de parto y quirúrgico se derrumbaron con el terremoto de 7,2 de magnitud en la escala de Richter.
Y los pacientes agradecen la dedicación, especialmente la de un país bloqueado por más de 60 años por creer en la justicia social a 90 millas de Estados Unidos.
Los médicos, enfermeras y otros especialistas de Cuba no llegaron con el terremoto. Ya estaban aquí desde 1998, y junto a Haití vivieron huracanes, el mayor sismo de su historia, epidemias, pandemias y crisis políticas.
‘Solidaridad eterna hacia el noble pueblo haitiano. En estos duros momentos, como en otros durante muchos años, nuestro personal de salud está salvando vidas allí’, expresó el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel.
La brigada cubana tiene desplegados 253 colaboradores en el país que permanecerán mientras el pueblo los necesite, aseguraron.
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