La estatua, conocida popularmente como El Angelote, semeja una joven de rostro afligido y alas abiertas; posada sobre un globo, sostiene en una mano un ramo de laurel y en la otra, la corona del martirio, en relación con la victoria del mártir ante la muerte.
Al frente de la base de mármol reza la dedicatoria: ‘A la memoria de los patriotas fusilados en las Guerras de Independencia (1868-1898). Homenaje del Consejo Provincial de Oriente, 1912’.
Precisamente, fue la nieta del comandante libertador Facundo Cables, fusilado el 10 de diciembre de 1870, quien el 10 de abril de 1916 develó el monumento en la antigua plaza de la ermita de San Francisco, más conocida hoy como parque Carlos Manuel de Céspedes o San José.
Esculpida en bronce y mármol de Carrara, El Angelote es, tal vez, una de las obras escultóricas más hermosas y delicadas de la ciudad, la cual contrasta con la iglesia de San José, al fondo y los rojos adoquines del parque.
La estatua aún conserva su esplendor, a pesar del paso de los años, el clima y algunas acciones vandálicas, por lo cual a su alrededor colocaron una pequeña cerca de hierro para protegerla.
Tanto es su significado, que, actualmente, cada año, se desarrolla el Salón Municipal de las Artes Visuales El Angelote, dirigido a reconocer a personalidades e instituciones destacadas en ese ámbito, a quienes se les entrega una pequeña réplica de la escultura.
Para los holguineros esa figura femenina es parte de la cultura local, del paisaje de quienes, cotidianamente, atraviesan el sistema de plazas de la urbe y, por supuesto, de los que prefieren descansar bajo la sombra de frondosos árboles del parque San José, uno de los más bellos de Holguín.
Este símbolo, junto a otros hoy diseminados por la ciudad, es parte del tributo del pueblo a sus héroes y mártires de la lucha por la independencia.
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