Particular relieve cobra la fecha en el emblemático poblado de El Cobre, donde la iglesia que acoge a la deidad ofició cuatro misas, en las cuales las velas encendidas y las oraciones pidieron por las víctimas de la enfermedad y sus familias.
De acuerdo con vivencias de Nereida Casañas, vecina de larga data en la comarca, una vez más prevalecieron los girasoles entre las flores de las ofrendas y se mantuvo una presencia notable en el recinto, aunque con la observancia del distanciamiento y otras normativas sanitarias.
Detalló que las personas impedidas de entrar por esas limitaciones se mantuvieron en los alrededores del inmueble religioso.
Precisó Casañas que la mayor parte de los congregados proceden de esta ciudad y del propio asentamiento, una notable diferencia con los tiempos de normalidad, cuando el vecindario veía llegar hombres, mujeres y niños de todo el país y hasta más allá.
En El Cobre funcionó desde el siglo XVI el principal yacimiento de ese mineral en la Isla hasta su cierre en el 2001, además de ser el punto por donde arribaron las primeras oleadas de esclavos en 1519 y donde se produjeron también sus primeras sublevaciones.
Declarado Monumento Nacional, sus atributos esperan ser evaluados para su inclusión en la lista del Patrimonio Mundial, una aspiración de autoridades de la Oficina del Conservador de la Ciudad y del municipio, así como de sus habitantes.
La celebración en el 2012 de los 400 años del hallazgo de la Virgen de la Caridad en la Bahía de Nipe y las visitas de los Papas Benedicto XVI y Francisco han realzado la notoriedad del poblado, cuya ubicación intramontana le confiere también una especial belleza natural.
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