De acuerdo con los especialistas, la teoría sobre el denominado síndrome de La Habana, afectación que según Washington impactó en la salud de diplomáticos estadounidenses en esta capital ‘solo ha sobrevivido debido a un uso sesgado de la ciencia’.
Los miembros de la Academia denominaron ‘síndrome misterioso’ a la narrativa que el Gobierno norteamericano utilizó para cerrar los servicios consulares en la isla y retirar gran parte de sus trabajadores aquí durante la administración de Donald Trump (2017-2021).
La teoría ‘asume que la causa de estos incidentes son ataques con algún arma de energía no identificada’, señaló el texto.
Los expertos interpretaron los hechos disponibles ‘basándonos en los informes publicados en Estados Unidos y Canadá y en los estudios de campo realizados en La Habana’.
Concluyeron que posiblemente algunos empleados estadounidenses se sintieron enfermos debido a una colección heterogénea de condiciones médicas, algunas preexistentes antes de ir a Cuba y otras adquiridas debido a causas sencillas o bien conocidas.
‘Muchas enfermedades prevalentes en la población general pueden explicar la mayoría de los síntomas. Por lo tanto, no existe un síndrome novedoso (algo evidente en los informes oficiales de Estados Unidos)’, refiere el informe.
Los científicos enfatizaron que ninguna forma de energía conocida puede causar selectivamente daños cerebrales (con una precisión espacial similar a un haz de láser) en las condiciones descritas para los supuestos incidentes de La Habana.
‘Las leyes de la física que rigen el sonido, los ultrasonidos, los infrasonidos o las ondas de radiofrecuencia (incluidas las microondas) no lo permiten’, agrega el documento que puede leerse íntegramente en el sitio de la Academia de Ciencias de Cuba.
La institución rechazó firmemente como ‘verdad establecida’ una narrativa construida sobre bases endebles y una práctica científica defectuosa.
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