El proyecto reúne 10 temas, cuya sonoridad reverencia los cantos folclóricos ofrecidos a deidades afrocubanas e incluye clásicos del pentagrama nacional como Drume Negrita, Yemayá o el Yambambó, todos insignes en el repertorio de la Valdés, bautizada como La Pequeña Ashe por el etnólogo cubano Don Fernando Ortiz.
Al decir del investigador y escritor Miguel Barnet en sus palabras introductorias, el disco ‘es transgresor de parámetros convencionales, una joya de la discografía contemporánea y guiño amoroso a dos grandes de la música popular en la isla: Rita Montaner y Bola de Nieve’, ambos símbolos de admiración para la Valdés.
Con 40 años de carrera artística, Remigio hizo suyo el propósito de la Egrem de rendir tributo a la gran vocalista desde la religiosidad y la pasión por la música, con antecedentes afrocubanos.
‘La obra de Merceditas es tan grande y significativa que le pedí permiso. Su legado se encuentra en línea directa con mi pensamiento de vida por sus creencias, condición de mujer y proyección en el arte, donde se codeó con genios como su esposo, el reconocido percusionista Guillermo Barreto’, expresó en conferencia de prensa.
Según el productor musical Joaquín Betancourt se trató de un proyecto único, donde primó la satisfacción por dirigir a la solista, quien asumió el reto de crear un disco homenaje que sobrevuela sus facultades como artista.
El también Premio Nacional de Música elogió el empeño de la mayor casa discográfica de la isla, que celebra su aniversario 57.
La Egrem atesora toda la creación sonora de la Valdés y, felizmente, pone un producto único en las manos de los amantes de la rumba, el guaguancó y los cantos religiosos, así como de los estudiosos de la hermosa y mística cultura nacional.
Entre los principales invitados, el fonograma distingue el talento en la percusión de Yaroldi Abreu, el piano acústico del instrumentista Rolando Luna y la experiencia en el tres del también Premio Nacional de Música, Pancho Amat.
Vale destacar que todos lograron la unión de lo acústico con lo electrónico, de la experiencia sonora y la juventud en la riqueza instrumental de Con permiso Ashe.
npg/chm