Indicó que la posibilidad de iniciar este proceso de apertura de determinados servicios responde a los resultados de las limitaciones puestas en práctica en los últimos 45 días de conjunto con el efecto positivo de la vacunación.
Johnson aclaró que no se trata de pasar a una nueva normalidad porque la situación epidemiológica aún no lo permite, a pesar de la sostenida disminución diaria de los casos confirmados y el avance en la inoculación con los inmunógenos creados por científicos cubanos.
Por su parte, el doctor Luis E. Valdés, jefe del grupo técnico asesor de las autoridades provinciales, insistió en la necesidad del análisis sistemático del comportamiento de la enfermedad ante esta circunstancia diferente y en la necesidad de evitar violaciones peligrosas como las celebraciones.
El epidemiólogo afirmó que todo depende de la conducta de la población en el propósito de no perder lo avanzado en una demarcación que, aunque tuvo altas cifras de contagio, logró evitar los picos muy elevados por encima de mil casos.
En el territorio santiaguero, ubicado en el oriente de Cuba, se contabilizan más de 62 mil 030 enfermos desde el inicio de la pandemia y 487 fallecidos, un alto costo de vidas humanas sin precedente en epidemias anteriores.
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