Esa acción mejoraría la salud de los ciudadanos y ahorraría millones de dólares por año, de acuerdo con un reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA.
Dicho organismo plantea que por esa vía la región dejaría de gastar hasta 621 mil millones de dólares anuales si los sectores de energía y transporte lograran minimizar al máximo las emisiones en el transcurso de los próximos 30 años.
Actualmente esas ramas representan dos tercios de las emisiones regionales de dióxido de carbono de origen fósil y alrededor del 25 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Si no se toman medidas, se espera que esas emisiones se dupliquen para mediados de siglo, aumentando hasta mil 200 millones de toneladas debido a la demanda creciente de electricidad.
“Satisfacer al nuevo mercado bajo una matriz de generación basada en combustibles fósiles colocaría a la región lejos de la vía para cumplir el objetivo de dos grados Celsius del Acuerdo de París”, advirtió el PNUMA.
Convertir el sector a energía renovable es el camino más barato para electrificar la región y, a la vez, cumplir con esa urgencia medio ambiental, recomienda esa agencia de Naciones Unidas.
Considera, además, que para conseguir una matriz renovable es necesario invertir unos 800 mil millones de dólares para 2050, cantidad inferior a lo que costaría satisfacer la demanda de energía de la manera en que se genera actualmente.
Mediante la descarbonización de la matriz energética y la electrificación total del sistema de transporte también disminuiría la contaminación del aire en las ciudades, y en salud podría evitarse un gasto de hasta 30 mil millones de dólares.
Pasar a una descarbonización total creará otros beneficios, como 7,7 millones de nuevos empleos permanentes y 28 millones de años de trabajo en asignaciones temporales relacionadas con tecnologías verdes, construcción de infraestructura o electrificación del transporte.
“Los sectores de energía y transporte presentan grandes oportunidades para una acción rápida y de gran alcance, que sea tanto ambiental como racional y financieramente atractiva. Una transición acoplada no solo apunta a alcanzar cero emisiones para 2050, sino a contribuir al crecimiento económico y al mejoramiento de la salud pública”, afirma el director regional del PNUMA, Leo Heileman.
Con esos fines convocó a una agenda política más audaz para acelerar los cambios necesarios con el fin de lograr la descarbonización a mediados de este siglo.
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