Este documento fue rubricado la víspera junto a la carta constitutiva de la Organización de Cooperación Educativa por el presidente de Djibouti, Ismail Omar Guelleh, los primeros ministros de Uganda, Togo, Níger, el viceprimer ministro de Somalia, y el presidente de la Fundación de Ayuda Educativa (ERF), Manssour Bin Mussallam.
La Declaración consta de 15 artículos, un preámbulo y cinco sesiones, se sustenta en cuatro pilares fundamentales: intraculturalismo, la transdisciplinariedad, dialecticismo y la contextualidad, y refuerza la necesidad de estrechar la cooperación internacional intersectorial Sur-Norte y Sur-Sur.
Según documentos a los cuales tuvo acceso Prensa Latina, esta Declaración se vincula, sostiene y refuerza los compromisos continentales en la materia como los establecidos por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y la Comunidad del Caribe (Caricom).
En el caso de la OEI se relacionan con “Las Metas Educativas 2021: la educación que queremos para la generación de los Bicentenarios” y los del Caricom a través del “Plan Estratégico 2015-2019”, ambos con proyecciones hacia futuro.
Pero no solo eso, sino que también refuerzan el accionar de las Naciones Unidas, sobre todo, con el cuarto Objetivo de Desarrollo Sostenible que plantea “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”.
La meta 4.7 de este objetivo plantea garantizar para el 2030 que “todos los alumnos adquieran los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible…”.
Además de ello, se vincula con la Declaración de Incheon “Educación 2030”, de la Unesco-Banco Mundial 2015, que propone “una educación inclusiva, equitativa y de calidad y un aprendizaje a lo largo de la vida para todos”.
Este texto en su punto siete habla de la inclusión y la equidad en la educación, que califica de “piedra angular” de la agenda de la educación transformadora.
En declaraciones exclusivas a esta agencia días atrás, Bin Mussallam manifestó que por primera vez se firmará una declaración sobre la educación equilibrada e inclusiva, en la cual los Estados, la sociedad civil y cuerpos académicos adopten la decisión de tener un “compromiso moral” con ese tipo de educación.
Por esa razón, dijo, esta III Cumbre del 27 al 29 de enero -con la asistencia de Ministerios de Educación, organizaciones internacionales, ONGs de la sociedad civil e instituciones académicas y universidades de diferentes regiones del mundo- será “momento decisivo” para lograr una educación equilibrada e inclusiva.
Para el joven de ascendencia saudita, la Declaración llama a coconstruir colectivamente y consolida “todas las ideas de otras declaraciones” y va más allá “con la definición de términos”.
Si bien este documento podría resultar inoperable como otros tantos textos aprobados en el pasado, Bin Mussallam consideró que este “pone a la disposición de los Estados, a la disposición colectiva, los instrumentos necesarios para lograr esos compromisos”.
De ahí que la Declaración en su artículo XV propone construir plataformas para “facilitar, fortalecer y amplificar la cooperación y el intercambio transdisciplinarios” entre gobiernos, instituciones y organizaciones del Sur Global.
Plantea, además, crear mecanismos de financiamiento educativo “coordinados y solidarios” que respeten las prioridades nacionales, se adapten a las realidades locales, ayuden a aliviar las deudas soberanas y faciliten aumentos presupuestarios para la educación.
En este foro de tres días, organizado por la Presidencia de Djibouti y la ERF, participan delegados de 35 países de América Latina y el Caribe, Asia y África, y da continuidad a los encuentros celebrados en Ginebra (2017) y México (2018).
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