Según avanzó el organismo estatal, en ese comportamiento de la inflación influyó el abaratamiento de los carburantes y combustibles, frente a la subida que experimentaron en abril de 2019, tras las medidas de confinamiento de la población para frenar la Covid-19.
Por el contrario, repuntaron con fuerza los precios de los alimentos en medio de la pandemia de la Covid-19 -enfermedad causada por el coronavirus SARS-Cov-2-, al pasar de un alza de 2,5 por ciento en marzo al 4,0 por ciento en abril.
Con este desplome de siete décimas (en marzo fue de 0,0 por ciento), el IPC interanual encadena tres meses de retrocesos y entra en terreno negativo por primera vez desde agosto de 2016, indicó el INE.
Por su parte, la variación anual del índice de precios de consumo armonizado (IPCA) -que mide la evolución de los precios con el mismo método en todos los países de la zona euro- fue negativa en un 0,6 por ciento, también siete décimas menos que en el tercer mes.
La oficina estadística señaló que el estado de alarma, decretado el 14 de marzo para contener la transmisión del nuevo coronavirus, supuso “una situación inédita” para calcular la inflación de abril.
De acuerdo con el INE, “es la primera vez que una parte considerable de los bienes y servicios de consumo no están disponibles para su adquisición, o solo lo están a través de la web” desde mediados de marzo.
El organismo debió modificar sus cestas de productos para tomar en cuenta esta situación.
“Hay que añadir que la recogida de los precios se ha tenido que realizar íntegramente por métodos telemáticos”, destacó la oficina estadística, que publicará los datos definitivos del IPC de abril el próximo 14 de mayo.
El objetivo del Banco Central Europeo es mantener en el conjunto de la zona euro una inflación ligeramente inferior al 2,0 por ciento, el nivel considerado como óptimo por la entidad emisora para favorecer la inversión y el empleo.
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