Esta es una «historia trillada», indica en una declaración que acusa a las autoridades alemanas de negarse a cooperar en la investigación del caso.
«Cuando la parte rusa aceptó discutir cuestiones de interés para nuestros socios alemanes a través de los servicios pertinentes y examinar posibles pistas, el tema dejó de ser interesante para Berlín”, expresan en el documento citado por medios alemanes.
El ataque cibernético contra el Bundestag, la Cámara Baja del parlamento alemán, se conoció en mayo de 2015, cuando computadoras de numerosas oficinas fueron infectadas con un software espía, incluyendo la de la canciller federal, Angela Merkel.
La legación rusa considera las acusaciones una táctica de distracción, «ante el trasfondo de la crisis por el coronavirus y las dificultades políticas y económicas internas causadas por la pandemia”.
El tema de la ciberseguridad es prioritario en la agenda de la política exterior rusa, «seguimos abiertos a un diálogo objetivo de expertos en esta área», agrega, al acusar al Gobierno alemán de aplicar un doble rasero.
Las intervenciones de Estados Unidos serían «barridas bajo la alfombra», «pero cuando se trata de Rusia, lo contrario es cierto: no se presentan los hechos, pero la culpa se considera prueba contundente».
El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, rechazó anteriormente tales acusaciones.
Merkel habló en el Bundestag hace dos semanas de «pruebas contundentes» de la participación de Rusia y de un incidente «escandaloso».
El fiscal general federal culpó al servicio secreto militar ruso GRU y obtuvo una orden internacional para el arresto de un hacker en Rusia.
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