Rehabilitar, diversificar y fortalecer la resiliencia de los medios de vida de 25 mil hogares rurales, en los cuales viven unas 130 mil personas afectadas por ambos meteoros, es la esencia del programa que requiere un financiamiento de 6,4 millones de dólares, especificó la organización.
El plan de respuesta propuesto para Nicaragua hará un énfasis especial en los pueblos indígenas y contará con un enfoque de género.
Su foco de atención estará centrado la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte y las comunidades de la zona especial del Alto Wangki-Bocay, en el norteño departamento de Jinotega, precisó la FAO.
Esas zonas del extremo nordeste y norte del país más extenso de Centroamérica económicamente dependen en gran medida de la agricultura de subsistencia a pequeña escala y de la pesca artesanal.
La asistencia de emergencia que está prevista por la FAO comprende la provisión de semillas de frijoles, arroz y maíz, así como recursos y ayuda técnica para la rehabilitación de la infraestructura de procesamiento y almacenamiento de simientes.
También apoyará la reactivación de la producción de animales como cerdos y aves de corral, y la entrega de insumos veterinarios más asistencia técnica para evitar la propagación de enfermedades.
En el sector pesquero la propuesta abarca el suministro a los trabajadores del mar de redes, trampas para cangrejos, anzuelos, así como materiales para reparar embarcaciones dañadas, capacitación y asistencia técnica para el manejo, procesamiento y comercialización de sus producciones.
La FAO también dará apoyo técnico a instituciones gubernamentales destinada a la evaluación de las necesidades, pérdidas y daños, y para la recuperación del sector agrícola.
Los intensos huracanes Eta (3 de noviembre) e Iota (16 de noviembre) provocaron en Nicaragua pérdidas económicas por algo más de 742 de millones de dólares, equivalente a un 6,2 por ciento del Producto Interno Bruto.
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