Así lo plantea el informe especial ‘La autonomía económica de las mujeres en la recuperación sostenible y con igualdad’, presentado en esta capital por Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El estudio indica que la tasa de participación laboral femenina fue de 46 por ciento en 2020, contra 52 un año antes, lo que muestra una fuerte salida de mujeres de la fuerza de trabajo, por tener que atender las demandas de cuidados en sus hogares, sumado a la caída del producto interno bruto regional en 7,7 por ciento y su impacto en el desempleo.
Bárcena señaló que las mujeres son parte crucial de la primera línea de respuesta a la pandemia, pues constituyen el 73,2 por ciento de los trabajadores de la salud, y han tenido que enfrentar situaciones extremas en un contexto marcado por la discriminación salarial, pues ganan 23.7 por ciento menos que los hombres.
El informe plantea también que el trabajo doméstico remunerado, que representa el 11 por ciento de los empleos femeninos en la región, fue uno de los sectores más golpeados.
‘América Latina y el Caribe debe invertir en la economía del cuidado y reconocerla como un sector dinamizador de la recuperación, con efectos multiplicadores en el bienestar, la redistribución de tiempo e ingresos, la participación laboral, el crecimiento y la recaudación tributaria’, afirmó la secretaria ejecutiva.
Según el documento de la Cepal, el 56,9 por ciento de las latinoamericanas y 54,3 de las caribeñas trabajan en sectores en los cuales se prevé un mayor efecto negativo en términos de empleo y de ingresos por causa de la pandemia, como comercio, turismo y manufactura.
Por ejemplo, el turismo, en el cual 61,5 por ciento de los puestos de trabajo están ocupados por mujeres, sufrió una contracción que afectó principalmente a los países del Caribe, donde una de cada 10 ocupadas se concentra en este sector.
Asimismo, Bárcena consideró urgente reforzar las políticas de empleo y asegurar a las mujeres participación en las ramas dinamizadoras de la economía y combinar medidas en apoyo al empleo y la reactivación con las encaminadas a paliar la pérdida de ingresos.
Concluyó que resulta fundamental avanzar en la igualdad de género, evitar la profundización de los niveles de pobreza de las mujeres, y promover políticas fiscales, laborales, productivas, económicas y sociales, que protejan los derechos alcanzados en la última década y enfrenten las desigualdades en el corto, mediano y largo plazos.
car/rc