Así lo señaló el director general de la OIT, Guy Ryder, durante el Lanzamiento del Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil en América Latina y el Caribe, donde consideró que si bien en los últimos 25 años la región logró importantes avances, antes de la pandemia aún había 10,5 millones de menores en actividad laboral.
Ryder destacó que la situación puede empeorar debido a la crisis por la Covid-19, dado el aumento de la pobreza y la caída de los ingresos familiares, el cierre de las escuelas, y el incremento de las vulnerabilidades, factores que contribuyen al alza del trabajo infantil.
En tal sentido, el director de la OIT para América Latina y el Caribe, Vinícius Pinheiro, afirmó que es el momento de pisar el acelerador en la lucha contra el trabajo infantil, para avanzar y enfrentar una crisis que ‘podría hacernos retroceder en un año el equivalente a una década’.
Varios jefes de Estado de la región destacaron el compromiso de impedir la labor de los menores y disminuir esa práctica en la sociedad en todas sus formas, y se sumaron a la iniciativa mundial para fortalecer los esfuerzos en el combate a ese flagelo, vinculado a la desigualdad endémica en América Latina y el Caribe.
En 2019 las Naciones Unidas declaró el 2021 como el Año Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil y le encargó el liderazgo a la OIT, en una estrategia global que convoca a los 193 estados miembros con el objetivo de llegar al 2025 con cero niños trabajando.
Se estima que hay 152 millones de menores en situación de trabajo infantil, de los cuales 72 millones realizan labores peligrosas.
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