El 6 de enero, partidarios del entonces mandatario republicano atacaron la sede del Congreso con el fin de evitar la confirmación por la Cámara de Representantes y el Senado de la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones del 3 de noviembre.
Previo a los actos de violencia que provocaron cinco muertos, Trump instó a sus seguidores a marchar hacia el Capitolio y repitió acusaciones, sin presentar pruebas, sobre el supuesto fraude en los comicios que perdió contra el ahora jefe de la Casa Blanca.
De acuerdo con los letrados, la retórica de Trump está protegida por la garantía de libertad de expresión de la Constitución de Estados Unidos, y los fiscales no relacionaron directamente las acciones de los manifestantes con el otrora gobernante.
En el Senado, donde acontece el juicio político, el abogado Michael Van Der Veen manifestó que el artículo de impugnación de la Cámara Alta es un acto injusto e inconstitucional de venganza política.
Señaló además que este proceso contra Trump se trata de una cacería de brujas, motivada políticamente por los demócratas.
Por otra parte, opinó que los centenares de manifestantes representaron ‘un pequeño grupo que vino para comportarse de manera violenta y amenazante, y secuestró el evento para sus propios propósitos’.
Recientemente, la cadena CBS divulgó a partir de fuentes del Buró Federal de Investigaciones que de los 205 arrestos por dichos sucesos al menos 25 sospechosos tienen vínculos con grupos de extrema derecha y hay 16 exintegrantes de las fuerzas armadas y dos reservistas de ese cuerpo.
Al igual que hicieron los acusadores del partido azul en los dos últimos días, la defensa de Trump empleó videos para ilustrar sus argumentos, como cuando describió al republicano como un mandatario al lado siempre de ‘la ley y el orden’.
Bajo dominio demócrata, la Cámara de Representantes acusó a Trump el 13 de enero de incitar a la insurrección, pero diversas fuentes apuntan que es poco probable que sea condenado en el Senado, dividido a partes iguales entre republicanos y sus rivales políticos.
Tal condena requiere una mayoría de dos tercios de votos en el Senado, de 100 miembros, y para eso al menos 17 republicanos tendrían que oponerse a Trump.
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