En el espacio radiotelevisivo Mesa Redonda, el director del Centro de Neurociencias de Cuba, Mitchell Valdés, señaló que la historia del denominado síndrome de La Habana, aceptada por la administración de Donald Trump (2017-2021) y varios medios de prensa, tiene como soporte teorías no probadas con resultados científicos.
De acuerdo con la fuente, las suposiciones establecían que un grupo grande de personas -previamente sanas- enferman con síntomas iguales en la capital de la isla, con daños a nivel auditivo, vestibular y cerebral, y a partir de un ‘arma misteriosa’ (sónica, infra-sónica, ultra-sónica o micro-ondas).
Sin embargo, los informes, realizados tanto en Estados Unidos, como en Canadá, por especialistas de esas naciones, al analizar las historias clínicas, sintomatología, exámenes físicos, audiometrías, y pruebas vestibulares o neuropsicológicas a los afectados, carecieron de suficiencia para demostrar los alegados ataques.
Valdés, también coordinador del grupo científico a cargo de la investigación del tema en Cuba, agregó que no hay un agente físico real para explicar esos sucesos, planteamiento compartido por científicos norteamericanos.
El espacio informativo mostró los criterios sobre el tema de expertos internacionales, quienes coincidieron en que los datos no muestran evidencias de tal síndrome, de ahí la inutilidad de discutir sobre por qué pasó; o que, simplemente, es una ‘enfermedad psicógena masiva’, un montaje para la sugestión, fruto de la mezcla de la política con la ciencia.
Para uno de ellos, la pregunta verdaderamente útil es: ‘¿Por qué se utiliza el ‘síndrome de La Habana’ para atacar al Gobierno de Cuba?’.
Recientemente fue desclasificado un informe del Departamento de Estado norteamericano revelador sobre la falsedad de las acusaciones de la Casa Blanca contra la isla.
El documento consideró improcedentes las disposiciones del Gobierno de Trump frente a los alegados ataques sónicos, y calificó a los sucesos como un misterio, pues, meses después de ocurridos (en 2016 y 2017), no se sabía qué pasó, por qué, o quién lo hizo.
Según el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, el reporte confirma lo dicho por su país a partir de investigaciones científicas: los ‘ataques acústicos’ sirvieron como pretexto a la administración de Trump para acusar sin evidencias y dañar las relaciones bilaterales.
Mientras, el canciller Bruno Rodríguez reiteró la disposición de la isla de cooperar con Estados Unidos en las investigaciones sobre los incidentes, convertidos en excusa para la reducción del personal diplomático de ambos países.
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