La medida fue anunciada la víspera por la norteamericana Administración Federal de Aviación (FAA, siglas en inglés), y su titular, Steve Dickson, advirtió sobre las consecuencias cuando las evaluaciones a los aparatos resulten negativas.
Ordené que emitan una directiva de aeronavegabilidad de emergencia, la cual requerirá inspecciones inmediatas de los aviones Boeing 777 equipados con ciertos motores Pratt & Whitney PW4000, expuso Dickson en un comunicado.
Informaciones periodísticas apuntaron que el administrador de la FAA consultó a su equipo de expertos en seguridad a raíz del incidente del último 20 de febrero en el estado de Colorado.
Ese día, un Boeing 777 de United Airlines, con 231 pasajeros y 10 tripulantes, tuvo que regresar al aeropuerto de la ciudad de Denver instantes después del despegue por llamas en el motor derecho, divulgaron medios locales de prensa.
Ayer, dicha compañía anunció que decidió dejar en tierra las 24 aeronaves del modelo que se estropeó, y una decisión similar tomó Japón.
De acuerdo con autoridades, citadas por los reportes, no hubo heridos en el avión del vuelo UA328, cuyo destino era Honolulu, Hawái, ni en tierra.
Sin embargo, residentes del suburbio de Broomfield encontraron grandes piezas del avión esparcidas por su comunidad, incluida una circular de metal que aterrizó en el patio de un vecino.
El incidente del último sábado siguió a una grave crisis sufrida por Boeing, el reconocido fabricante norteamericano de aeronaves, debido a los accidentes fatales de los modelos 737 MAX en octubre de 2018 y marzo de 2019.
Tales tragedias de esos medios de transporte, de Lion Air, Indonesia, y Ethiopian Airlines, respectivamente, causaron la muerte de 346 personas.
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