Como se ha convertido en costumbre en esta fecha, el mandatario depositó una ofrenda floral en la Tumba del Soldado Desconocido, ante la muralla del Kremlin, junto a militares del Regimiento Presidencial.
A la ceremonia asistieron altas figuras estatales y políticas, incluidos miembros del Gobierno, representantes del Consejo de Seguridad, la Duma Estatal y el Consejo de la Federación.
La ceremonia finalizó con una marcha solemne de la compañía Guardia de Honor, acompañada de los sonidos de una banda militar.
En recordación de la fecha, Putin manifestó su agradecimiento especial a los veteranos, ‘una gran generación que nos enseñó a nosotros, sus descendientes, a ganar y no rendirnos’.
Apuntó que gracias a su ‘heroísmo inquebrantable’ en Rusia ‘las tradiciones del patriotismo son tan fuertes’, reportó el canal de televisión Rusia 24.
El presidente ruso señaló que ‘el mundo moderno requiere vigilancia y disposición constantes para responder a los desafíos más difíciles, para actuar de manera competente, decisiva y eficaz. Nuestro ejército y nuestra marina saben cómo hacerlo’.
Putin subrayó que una de las señales del fortalecimiento de la autoridad de las fuerzas armadas rusas es el creciente interés de los jóvenes en las especialidades militares.
La celebración tuvo su origen en tiempos de la Unión Soviética y constituye un homenaje para los veteranos de las guerras, militares y familiares de quienes protegen al país.
A unos meses de la revolución bolchevique, el 23 de febrero de 1918, el recién creado Ejército Rojo alcanzó sus primeras victorias frente a las tropas alemanas en las cercanías de las ciudades de Pskov y Narva.
Para 1922 la fecha se estableció Día del Ejército Rojo y de la Marina y ya para 1949 recibió el nombre de Día del Ejército Soviético y de la Marina de Guerra.
Tras la desaparición de la Unión Soviética, el Gobierno ruso decidió mantener la efeméride como Día del Defensor de la Patria, y en 2002 se decretó oficialmente como día feriado.
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