Ese órgano manifestó oposición a las acusaciones de Ottawa por supuesto genocidio y la existencia de campos de reeducación en la región autónoma uigur, donde residen minorías étnicas mayormente musulmanas.
Comentó sobre las provisiones en la Constitución que amparan el desarrollo socioeconómico y los derechos humanos de los ciudadanos allí.
El Legislativo aseguró que las medidas contra el terrorismo y la radicalización en Xinjiang arrojaron resultados positivos, pues en los últimos cuatro años no se reportaron incidentes violentos.
Entre otras cuestiones, consideró que los políticos de Canadá pusieron de relieve su hipocresía e intensión maliciosa, y les exigió dejar de envenenar los nexos bilaterales.
Aparte de la Asamblea, el ministerio de Relaciones Exteriores y la embajada china en Ottawa también condenaron la moción aprobada el lunes por la Cámara de los Comunes (Baja) del Parlamento canadiense, con una votación unánime.
Esa iniciativa no es vinculante, la promovió el opositor Partido Conservador y pidió sacar de Beijing los 24 juegos invernales, si el gigante asiático mantiene el mismo tratamiento a los residentes de Xinjiang.
El tema añade más peso a las relaciones entre ambas potencias, pues desde 2018 viven en constante roce a raíz del arresto de una alta funcionaria de Huawei y de varios canadienses aquí.
China está casi lista para acoger en un año justo las Olimpiadas y Paralimpiadas de Invierno en Beijing, que se convertirá en la única ciudad del mundo en ser anfitriona de ambas variantes de las competencias.
En 2008 esa urbe fue sede de la edición de verano.
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