Según un comunicado publicado por el Acnur, la escasez de fondos causó disminuciones de hasta el 60 por ciento, lo cual aumenta el peligro de desnutrición y anemia, así como el retraso en el crecimiento de los niños.
Se calcula que esas reducciones afectarán a más de tres millones de personas en el este del continente.
‘Nunca hemos tenido una situación de financiamiento tan terrible para los refugiados. Tenemos un déficit de 266 millones de dólares para cubrir sus necesidades mínimas durante los próximos seis meses’, declaró Michael Dunford, director regional del PMA para África oriental.
Agregó que ‘la prioridad inmediata debe ser el restablecimiento de la asistencia al menos a niveles mínimos para los refugiados’, muchos de ellos afectados por la pandemia de la Covid-19.
‘Debemos comenzar a satisfacer las necesidades alimentarias y nutricionales de los refugiados en la región ahora’, precisó el funcionario de ONU.
Por su parte, Clementine Nkweta-Salami, directora de la oficina regional de Acnur para el Este, el Cuerno de África y los Grandes Lagos, admitió que ‘la pandemia ha sido devastadora para todos, pero aún más para los refugiados’.
Añadió que las preocupaciones por la protección crecen y aseguró que las raciones de alimentos o los recortes de efectivo provocan estrategias de supervivencia negativas para satisfacer las necesidades alimentarias básica de los refugiados y enumeró una serie de consecuencias perjudiciales.
‘A menudo hay desesperación y un sentimiento de no tener alternativa’, lamentó la funcionaria.
En los 11 países atendidos por la oficina de Acnur para el Este, el Cuerno de África y los Grandes Lagos, el 72 por ciento de los 4,7 millones de refugiados enfrenta reducciones de alimentos.
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