El senador desde hace muchos años está en la esquina opuesta, lo estuvo cuando el presidente Barack Obama en varias cuestiones, como el acuerdo nuclear con Irán y el acercamiento con Cuba, según una valoración del diario Politico.
En su trayectoria destaca su acomodo con los grupos conservadores cubanoamericanos de la Florida con relación a Cuba e incluso en su círculo más cercano hay personal vinculado a grupos que promovieron acciones terroristas contra la isla, según reseñas de medios de prensa.
Luego de varias semanas de gobierno del demócrata Biden, aún no se aprecia un movimiento de la Casa Blanca hacia La Habana. Todo se encuentra en un proceso de ‘revisión’, según dijo hace algunas semanas la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki.
Pero, la demora o ‘revisión’ tal vez tenga que ver con presiones del senador Menéndez. El equipo de Biden tiene ‘razón al querer tener una buena relación con él. Van a estar de acuerdo con él en muchas cosas’, dijo Ben Rhodes, que fue una fuerza clave detrás de las aperturas diplomáticas con Cuba e Irán durante los años de Obama.
‘Pero en cierto punto, hay un punto de vista del Senado y un punto de vista de la administración, y a menos que quieras que (Menéndez) esté a cargo de tu política hacia Cuba, tu política hacia Venezuela o tu política hacia Irán, es probable que llegues a un punto en el que tengas que tener una conversación difícil’, apuntó Rhodes.
¿Es Robert Menéndez, una piedra en el camino de Biden en su política exterior?, Si, según valoran diversas fuentes que estiman que el senador está más comprometido con el expresidente Donald Trump que con el actual mandatario.
El político se manifestó reiteradamente contra la política del anterior gobierno demócrata hacia Cuba, de la que llegó a decir que era ‘dramática y errada’, mientras clamaba con ardor por el endurecimiento del bloqueo.
Parte de ese mar de fondo se debe, además, a que el legislador culpa a Biden en su círculo íntimo del proceso judicial por 18 cargos de corrupción a que lo sometió el Departamento de Justicia durante la administración Obama en 2017, algunos de los cuales comportaban 15 años de prisión.
Según el diario mexicano La Jornada los cargos fueron respaldados con amplia evidencia documental: correos electrónicos, facturas de hoteles, boletos aéreos y tarjetas de crédito como pruebas de los sobornos entregados al senador por el médico Salomón Melgen.
En esa época, Menéndez fue noticia en medios de prensa como The New York Times, le llovieron críticas, incluso desde el Comité de Ética pedían su renuncia.
Peter Koski, subjefe en ese momento de integridad pública del Departamento de Justicia, fulminó a Menéndez: ‘Vendió su oficina del Senado por una vida de lujos que no podía pagar y un médico codicioso que puso a ese senador en su nómina’.
El legislador fue beneficiado por un juez cuando ya no estaban en el Departamento de Justicia los funcionarios de la era de Obama y un año después de la elección de Trump a la presidencia.
El expresidente, que acaba de incluir en su famosa lista de indultos nada menos que a Melgen, el generoso donante de Menéndez, condenado en 2018 a 17 años de prisión.
Hasta la elección de Trump se daba por segura una condena para el senador cubanoestadunidense como la recibida por Melgen o cuando menos el fin de su carrera política, plantea un artículo en La Jornada suscrito por el analista Ángel Guerra.
El político de la tolda azul está en deuda con Trump, que podrá contar con él como ‘topo’ dentro de las filas demócratas, más cuando Biden dice que desarrollará una política pragmática que le devuelva a Estados Unidos el protagonismo que perdió bajo Trump.
Los casos de Cuba e Irán son intocables para el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado. Su odio a la Revolución cubana y, por ende, al pueblo que no sigue sus ideas, viene de atrás y le sirvió como plataforma para lanzar su carrera política, financiada por los sectores desplazados del poder en la isla.
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