Esta obra reciente evoca también los rostros de féminas dentro de la plástica en la Mayor de las Antillas, especialmente, la Gitana Tropical de Víctor Manuel, y muestra la preocupación en las miradas de sus protagonistas, casi lo único visible que deja la mascarilla.
‘Como artista no podía eludir esa realidad. Empecé por un cuadro pequeño, luego el nasobuco se transformó en abanico y reveló el diapasón del paisaje cubano. En ese adorno puede aparecer un momento crepuscular o una noche estrellada. Igualmente sustituye, de manera artística, al cubrebocas’, afirmó la pintora.
Atraída por el cambio del rostro femenino, la expresividad estética y la plasticidad, la artista incluye también elementos del escenario campestre caribeño y el mar, en las seis piezas realizadas hasta el momento, si bien pretende sumar más mujeres anónimas a la colección.
Fong, acostumbrada a visibilizar la fuerza de los huracanes tras su paso, exhibe también con ‘Nasobuqueñas’ el esfuerzo habitual, su participación en proyectos como el desarrollo de los cinco candidatos vacunales contra la pandemia Covid-19 y un homenaje al legado cultural de las artistas en diversas manifestaciones.
‘Pretendo que los cuadros queden como un testimonio de esta época, igual que sucedió en épocas anteriores con la guerra o grandes epidemias. De muchas maneras siempre se ha reflejado el drama social mediante el arte y no podemos pasar por alto este momento’, expresó. El resultado parte de la exploración de la artista y desentraña los pensamientos de las aludidas, los rasgos faciales descubiertos y supone una revelación de la realidad que las circunda: las colas, la búsqueda de alimentos, la crianza de los hijos y sus diversas profesiones.
‘Asumo la libertad de color en las piezas, si bien mantengo algunos patrones como la coloración de la piel. Pienso presentar algunas el venidero mes de mayo como parte de una muestra colectiva y todo el conjunto en un proyecto de exposición individual en el Museo de Artes Decorativas de La Habana’, anuncia.
El tránsito entre su producción anterior y ‘Nasobuqueñas’ ha sido, a juicio de Flora Fong, de una manera orgánica. Con anterioridad, el 8 de noviembre último, día de su cumpleaños, realizó un autorretrato junto a su nieta Líade dos años y define ese momento como el regreso a la figura humana en su pintura.
Los cuadros exteriorizan sentimiento y espíritu y forman parte de ese arte, que ha devenido refugio en los tiempos actuales. Vivir en Cuba resulta para ella motivo de inspiración: ‘siempre digo que donde mejor pinto es aquí, en mi país y en mi casa junto a mis hijos y nietos’, concluyó.
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