Una extensa jornada con un sinnúmero de actividades de todo tipo está prevista para responder al llamado de más de 60 organizaciones agrupadas en la Plataforma Feminista 8M, a la cual sumaron su apoyo sindicatos, partidos políticos, organizaciones estudiantiles, profesionales, de derechos humanos y del sector de la cultura, entre otras.
Entre esas acciones figuran, además de las marchas, un paro productivo y reproductivo, homenajes a figuras eminentes del feminismo, actos artísticos y movilización en las redes sociales.
Numerosos colectivos llamaron a conmemorar la fecha en reclamo de derechos como recibir igual salario que los hombres por el mismo trabajo, el aborto libre y legal y el rechazo a la discriminación de que son víctimas por su género en las más amplias esferas de la vida social, productiva y familiar.
Asimismo, se plantea que en la jornada se exprese el rechazo al racismo y la discriminación de que son víctimas las migrantes, indígenas y de los grupos LGBTI (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgénero), y realizar paros de actividades en escuelas y centros de trabajo siempre que sea posible.
En numerosos lugares será leída una declaración conjunta firmada por un centenar de organizaciones, mientras bajo la consigna No estamos todas expresarán su respaldo a las presas por motivos políticos y en recordación de las víctimas de la violencia y la represión.
Uno de los ámbitos donde más se aprecian las desigualdades sufridas por las chilenas es el laboral, pues según datos oficiales y académicos la participación laboral femenina está en el 42 por ciento y bajó a causa de la crisis económica y social agudizada por la pandemia de Covid-19 desde el pasado año.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), más de un millón de mujeres aseguran no tener un trabajo formal remunerado por estar dedicadas a labores domésticas en el hogar o al cuidado de niños, enfermos o adultos mayores, que recaen casi siempre en ellas.
Las que trabajan, según datos del INE de 2018, percibían, en promedio, salarios 27 por ciento inferiores a los de los hombres por igual labor, diferencia dada en casi todos los grupos de edades y niveles educacionales.
De acuerdo con un estudio de la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo, los hombres fuera del mercado laboral le dedicaban antes de la pandemia un promedio de 2,5 horas al día a actividades domésticas, mientras las mujeres en esa situación invertían en las mismas labores 6,2 horas.
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