Ante el pino sembrado por el propio maestro en el jardín de su casa, se reunieron sus hijos Pablo, Verenice y Saskia, quienes mantienen vivo el legado de Guayasamín a través de la Fundación que lleva su nombre y la Capilla del Hombre, complejo monumental ideado por el maestro en tributo al ser humano.
En la ceremonia el director de la Fundación, Pablo Guayasamín, enfatizó que el planeta pasa por momentos duros, pero nada detendrá las acciones para mantener vivo el legado que su padre dejó en beneficio de la cultura del pueblo de Ecuador, América Latina y el mundo.
‘Su presencia está a través de su obra y seguirá a través del tiempo’, apuntó de su lado Saskia Guayasamín.
El tributo incluyó décimas al artista declamadas por un estudiante y una danza con la canción Vasija de Barro, emblemática en la música ecuatoriana y nacida al calor de una reunión en la casa de los padres del pintor en el centro quiteño, en 1950.
No faltó, como cada año, el habitual trago de vodka ofrecido al pie del Árbol de la Vida, donde descansa junto a él su amigo el escritor y diplomático ecuatoriano Jorge Enrique Adoum, con quien compartía el gusto por esa bebida.
‘Decir 20 años ya parece un largo tiempo, pero para nosotros es corto. Para nosotros nuestro padre está aquí, presente, en su casa. Lo sentimos’, afirmó en declaraciones a Prensa Latina Verenice Guayasamín.
Sobre las acciones recientes con la obra de su padre, comentó que hubo una exposición en Corea del Sur y está en preparación una muestra en Medellín (Colombia) y probablemente otra en Estados Unidos.
Al mismo tiempo, continúan sus pinturas en varios espacios culturales y artísticos de este territorio andino.
Oswaldo Guayasamín, reconocido además como dibujante, diseñador de joyas, muralista y escultor, nació en Quito, el 6 de Julio de 1919 y falleció en Baltimore (Estados Unidos), el 10 de marzo de 1999.
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